Cuenta una leyenda que mucho tiempo después de terminada la creación, Dios miró a la tierra en plena primavera. Los campos estaban verdes, los jardines florecidos, los árboles celebraban su nuevo nacimiento y todos los animales mostraban su felicidad.
Dios disfrutó con gran gusto la variedad de aromas y colores. Entonces se adentró en un bosque lleno de frescura y belleza, mientras el sol pintaba el horizonte en el atardecer.

De pronto, vio en el suelo, sobre una hoja, a un animalucho gris que exhibía su tristeza en medio de semejante fiesta. Dios sintió compasión por ese pobre animalito que era el único que no participaba del festejo primaveral. Lo recogió y lo puso en la palma de su mano bendita.
Y con una tierna y cariñosa voz le dijo: “Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti. Luego de esas palabras sopló sobre él.
Apenas sintió el aliento divino, el pequeño animal se llenó de luz, se transformó y revoloteó en medio de hermosos destellos. Desde entonces la luciérnaga ilumina en medio de los bosques, y regala a todos, la luz de una estrellita encerrada en su pequeño envase de cristal.
“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti.”
No sé a ti pero a mí me agradan estas palabras. Me levantan el ánimo, me inyectan entusiasmo, aumentan mi deseo de vivir, me sacan una sonrisa y resucitan en mí las nuevas fuerzas para proseguir la marcha y no darme por vencido.

“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti.”
Esta es una buena noticia para el que atraviesa por una temporada de intensa incertidumbre. Para el que está confundido con su situación actual, se siente incapaz de superar una crisis y piensa que nunca vencerá una prueba.
“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti.”
Este es un mensaje sano y, a su vez, poderoso que le cambia la vida a aquel que vive sin esperanza y sin fe. Le transforma el corazón al que perdió el deseo de continuar la lucha y llena de optimismo al que cree que nunca ganará la batalla.
“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti.”
Esta es también una palabra para el dolido, para el que se siente traicionado. De igual forma lo es para el hogar disfuncional, el matrimonio inestable, la madre que llora, y el anciano solo. Es una hermosa noticia para el que vive sin creer que habrá un mañana mejor.
“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti.”

Esta también es una frase que trae salud al deprimido, al ansioso, al triste y al fatigado.
La primavera resplandece, es decir, ha llegado ese tiempo en el que puedes lograr tu mayor grado de desarrollo y belleza. Durante esta época, los árboles comienzan a reverdecer, y las plantas a florecer.
La primavera es sinónimo de renacimiento, de juventud y de alegría. En algunos lugares del mundo se asocia con el la estación del amor porque así como florecen las flores, los pastizales se ven más verdes y las mariposas revolotean el polen de la flor, hay una extendida creencia que durante está estación la gente se enamora más. ¡Es una época de amor¡
En la vida cristiana hablamos de primavera y nos referimos a ese instante cuando un ser humano pone su vida en las manos de Dios y es transformado en una nueva criatura.
Es el momento en el que se descubre el camino de la fe y se comienza una temporada fresca de vida y vida en abundancia. Es el instante de un nuevo nacimiento.
La primavera en un sentido profundo y espiritual es ese momento en que el Dios de la vida nos encuentra en tiempos difíciles y bajo circunstancias complejas y se acerca a nosotros con estas palabras:

¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! 2 Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria! Isaias 60.1-2
Levántate y resplandece....que tu luz ha llegado! Es el anuncio divino, que te recuerda que Dios ha visto tu condición, y ha descendido para socorrerte, tomarte en sus manos y soplar aliento de vida sobre ti. De esa manera estarás listo para iniciar una nueva jornada de vida, luz, libertad y presencia de Dios en todo ser, aún en medio de tus problemas.
¡Levántate y resplandece! En la enfermedad, en la tempestad económica y en medio de tu desempleo vuela. Ante la pérdida de un ser querido, en el dolor, la escasez y el sufrimiento vive. En medio de la noche oscura, en tu desierto, en tu prueba y en tu tormenta levanta tu mirada y alégrate.
¡Levántate y resplandece! No todo está perdido. ¡Todavía hay horizontes que descubrir y territorios que conquistar porque tu luz ha llegado!
El Dios todopoderoso se ha comprometido a estar contigo, guiarte, acompañarte y sostenerte todos los días de tu vida.
No estás solo ni derrotado……..la gloria del Señor brilla sobre ti.
“Vive, vuela y alégrate, ya que la primavera también resplandece para ti.”
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