El secreto está en el alimento espiritual que usted necesita comer para sobrevivir. Si no nos alimentamos, simple y sencillamente nos morimos espiritualmente. Y una de las maneras más importantes para nutrir nuestra vida espiritual es mediante el estudio de la Palabra de Dios -la Biblia. En las Escrituras, el rey David declaró sobre la Palabra de Dios: «Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal». , y Job dice que la Palabra de Dios es más preciada que su alimento necesario (véase Job 23:12).
El estudio de la Biblia se puede clasificar en una de tres categorías. A medida que usted crece en su relación con Cristo, debe tomar ventaja de ellas de forma regular y sistemática.
Estudio dirigido
El estudio dirigido es un estudio basado en la Biblia destinado a lograr una comprensión de la Escritura, aplicada a la vida cotidiana. La idea es profundizar en principios bíblicos y ver la forma en que podemos poner dichos principios a trabajar en las situaciones de nuestra vida diaria.
Un sermón en una iglesia es una forma de un estudio dirigido, aunque también hay muchos estudios de la Biblia publicados que entran en esta categoría.
Aprendizaje por descubrimiento
Este tipo de aprendizaje, conocido también como «estudio bíblico inductivo», es más que un estudio individual basado en la Palabra de Dios. Porque en lugar de depender de un orador o de un libro para dirigir su proceso de estudio, el aprendizaje por descubrimiento pone el énfasis en su voluntad de profundizar en las Escrituras.
Esto podría compararse a una búsqueda de un tesoro, en el que se explora una zona y se examina todo lo que se encuentra de valor a su alrededor. De hecho, el escritor del Salmo 119 usa esta analogía cuando escribe: «Me regocijo en tu palabra, como quien encuentra un gran tesoro» (Salmo 119:162).
Hay tres habilidades básicas que entran en juego con un estudio inductivo
• Observación. Se trata de preguntar quién, qué, cuándo, dónde y por qué sobre el pasaje que está leyendo. Al estudiar las Escrituras, es importante comprender el contexto del pasaje. Piense en las personas, lugares y eventos mencionados en la sección que está leyendo. No tenga miedo de mirar a fuentes externas para proporcionar una imagen completa.
• Interpretación. Una vez que usted entienda el trasfondo del pasaje, busque el significado. ¿Qué me enseña esta Escritura acerca de Dios? ¿Qué me dice sobre el hombre? ¿Hay algún mandamiento que obedecer? ¿Una promesa que reclamar? ¿Hay una advertencia para prestar atención? ¿Hay un ejemplo a seguir o evitar? La Biblia está llena de principios que constituyen la base de lo que creemos y cómo nos comportamos con Dios y con nuestros semejantes. En pocas palabras, un principio es una lección espiritual.
• Aplicación. Aquí es donde nos llega el momento de la verdad, por así decirlo. Ahora que ha ganado el conocimiento y la comprensión espiritual, debe ponerlo a trabajar en su vida. ¿Qué Dios está tratando de enseñarle a través de este pasaje? ¿Cómo esto que ha aprendido se aplica a su vida? ¿Cómo va a colaborar con el reino de Dios con lo que ha aprendido? Una cosa que puede hacer es escribir una declaración de cómo va a poner la lección espiritual en práctica.
El estudio inductivo suena como una tarea difícil, pero es algo que cualquiera puede usar, no importa dónde se encuentre en su caminar con Cristo. El secreto no radica no en tener una cabeza llena de información, sino en tener un corazón abierto para escuchar, aprender y obedecer.
Lectura Devocional
La lectura devocional consiste en dedicar un tiempo para comunión íntima con Dios a través de la lectura de su Palabra, la adoración y la oración.
En primer lugar, asegúrese de dejar de lado una cantidad de tiempo razonable y un lugar tranquilo donde pueda leer y orar sin distracciones. Este es el tiempo que está dejando a un lado para estar a solas con Dios. Usted no quiere que nada le interrumpa durante este tiempo.
Tenga un plan de acción. Si usted desea leer la Biblia en un año, un estudio de los evangelios en profundidad, o centrarse en una sola persona, hay muchos recursos que pueden ayudarle en esas áreas. Un buen punto de partida es simplemente leer un capítulo de la Biblia al día y seguir adelante.
No confíe demasiado en fuentes externas. Los libros devocionales no son malos, y puede ser un buen complemento para su lectura de las Escrituras. Pero recuerde que el enfoque en su tiempo de silencio debe ser la lectura de la Palabra de Dios y meditar en él, no en lo que alguien escribió.
Una vez que usted ha leído a través del pasaje, considere lo que Dios está comunicándole a través de ese fragmento de la Escritura. A lo mejor tiene que ver con alguna situación que está atravesando. Tal vez es algo que va a experimentar, y simplemente no lo sabe todavía. En cualquier caso, permita que Dios le hable en su voz suave y apacible a través de Su Palabra.
Ahora, es tiempo de orar al respecto. Hable con Dios acerca de lo que ha leído, buscando Su visión y Su voluntad. Pida que Él le ayude a tomar lo que usted ha leído y aplicarlo a su vida hoy.
Una buena manera de recordar las cosas que estamos aprendiendo es mantener un diario. Escriba lo que lee y lo que el Señor le está hablando a través de el pasaje. Escriba cómo se aplica a usted y cómo va a responder. De esta manera, puede regresar más tarde, y sentir aliento al ver cómo Dios le ha enseñado a través de todo ese tiempo.
Y por último pero no menos importante, ponga en práctica lo que aprende. De nada servirá el estudio de la Palabra si usted no está dispuesto a vivir lo que ha aprendido.
Deja una respuesta