En medio de los escombros quemados por la invasión, alguien logró encontrar «el Mapa del Diamante negro», que apuntaba hacia una playa. Se dirigió hacia el lugar, pero para su sorpresa, al llegar encontró que allí había no una, sino muchas piedras negras que irradiaban calor y más o menos con las mismas características de tamaño.
«¿Qué hago con tantas piedras parecidas?» se preguntó. Entonces comenzó a recogerlas una a una. Las miraba, sentía el calor que irradiaban de haber estado en el sol y luego terminaba tirándolas al mar. Lo triste del caso es que entre tantas piedras, cansado de no encontrar la que buscaba terminó tirando al mar el verdadero «Diamante Negro» junto a las demás.
Jesucristo es la piedra angular que estando con nosotros nos dice que las cosas viejas pasaron y que ahora son nuevas. Una gran tremenda verdad para el ser humano. Conocemos este fundamento, esta piedra del ángulo de la vida, pero la echamos fuera. Tal parece que perdió su calor y color, su brillo, su esplendor. ¿No será que perdimos el sentido de estupor, la capacidad de la admiración de las maravillas que Dios nos ha regalado? Se trata de la vida buena y no de la buena vida.
Pregunta el Monje: «Todas estas montañas , estos ríos, la tierra y las estrellas, de dónde vienen? » Y preguntó el Maestro: «Y de dónde viene tu pregunta? Busca en tu interior, Dios la puso en tu mente y en tu corazón. Despierta la Fe y úsala ya. Hoy es el día».
En las encrucijadas solo hay que tomar un camino y no debe ser el camino de la negación sino el de la realización. No te detengas, amplía tu horizonte dando el salto de la fe. No olvides ahora las palabras del Rey David «Junto a aguas de reposo me pastoreará. No temeré aunque ande en valle de muerte, yo estaré contigo y mi vara y mi cayado, me infundirán aliento».
¿Sabes? soy un milagro viviente, un milagro que respira por la gracia de Dios. Hay algo en nosotros que nos ha sido dado y esto es que somos hijos de Dios por medio de su Hijo Jesucristo. Ya sé que Dios tiene un propósito con mi vida y ese propósito es divino.
Hoy yo quiero creer, solo tengo que dar el salto de la fe y decirme voy a seguir ese camino. Me rindo a mi manera de vivir, tiro mi toalla y abrazo la bandera de la fe en el Hijo de Dios.
«Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo que vive, sino que es Cristo, quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí». Gálatas 2.20 «Porque de tal manera amo Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree; en él no muera, sino que tenga vida eterna». (Juan 3:16)
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