Hasta un tercio de los estadounidenses recurre a Dios por motivos de salud. Este es el dato que se extrae de una encuesta llevada a cabo entre más de 2.000 ciudadanos del país que ha mostrado además que esta práctica resultaba de utilidad para más del 70% de quienes decían orar por su salud.
Mucho se ha debatido sobre el poder terapéutico de la espiritualidad. Sin embargo, nunca se había explorado en profundidad sobre los hábitos de la oración de una población en particular. Ese ha sido el objetivo de los científicos del Instituto Osher de Terapias Complementarias e Integrales, asociado a la Universidad de Harvard (en Boston, Estados Unidos), que dieron a conocer sus conclusiones en la revista ‘Archives of Internal Medicine’.
Según estos especialistas, la principal razón por la que los pacientes recurrían a la oración era el bienestar en materia de salud, es decir, hasta el 75% de quienes oraban o rezaban lo hacían como ‘medida preventiva’ y para mantenerse sanos. Del resto, un 22% lo hacía por problemas médicos concretos y, lo que es más curioso, de ellos la mayor parte (70%) reconocía efectos beneficiosos en esta práctica.
Beneficios terapéuticos de la espiritualidad demostrados
Existe evidencia científica que sugiere que las personas religiosas tienen mejor salud que los que no se preocupan demasiado por todo lo que rodea lo divino. Esa fue la conclusión de una de las mesas redondas de la Reunión de la Academia Americana de las Ciencias celebrada en Baltimore. Entre los estudios que sobre el tema se presentaron merece la pena destacar algunos de ellos.
El primero fue el realizado por el doctor Dale Matthews, de la Georgetown University de Washington, en el que se revisaban 212 trabajos publicados sobre la influencia de la religión en la salud. El 70% de los estudios concluía que ser religioso se correlacionaba positivamente con la salud. Sólo el 7% de los trabajos asociaba negativamente la religión con la salud.
En donde mejor se veían los efectos saludables de acudir regularmente a las iglesias era en las adicciones, en el cáncer, en el alcoholismo, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, otro trabajo explicó la metodología que se lleva a cabo en un estudio que está siguiendo la evolución de 4.000 ancianas para ver si existe relación entre la religión y el estado de salud. El trabajo aún no ha terminado, por lo que todavía no se pueden sacar conclusiones definitivas. Sin embargo, expertos del Duke University Medical Center quisieron dejar claro que los datos preliminares que se tienen indican que la religión está relacionada con gente más sana y menos deprimida.
No obstante, ningún científico se atreve a atribuir directamente a la religión propiedades saludables por sí sola. Los sociólogos apuntan que, independientemente del efecto placebo que pueda tener rezar o acudir a la iglesia sobre determinadas patologías, las personas religiosas tienen en general características que las relacionan con un tipo de vida saludable.
Tienen más amigos y se procuran cuidados médicos con más asiduidad. Suelen adaptarse mejor a las situaciones estresantes de la vida. Fuman y beben menos, y sus estilos de vida son más saludables. El mero hecho de orar o rezar -según la opinión de algunos psiquiatras- disminuye las hormonas que están relacionadas con el estrés. Y a menos estrés, menos hipertensión, menos ansiedad, menos dolor y menos insomnio.
Fuente: EL MUNDO. Redacción: ACPress.net