Si no mejoramos nuestra forma de pensar, hablar y actuar —por más liderazgo que tengamos, por más bien que prediquemos, por más don de gentes que irradiemos, por más unción que tengamos—, terminaremos como Sansón: “Y Jehová lo había abandonado, pero él no lo sabía” (Jueces 16:20).
Biblia
Es verdaderamente grande el que tiene gran caridad
Vivimos en un mundo de competencia y todo tipo de publicidad que alimentan el egocentrismo, el lujo, la vanidad, el consumerismo y el delirio de grandeza. Pero ¿sabes?, es verdaderamente grande aquel que tiene gran caridad.
A veces nos resulta difícil ver la misericordia de Dios
Son muchas las dificultades que pueden surgir y que hacen que nos sintamos desamparados e impotentes frente a las adversidades de la vida.
Las malas vivencias distorsionan nuestra imagen
Con nuestras malas decisiones, dañamos las virtudes y los dones que Dios nos ha dado. A veces damos pie a vivencias y situaciones confusas que nos lastiman y reflejan de nosotros una imagen distorsionada.
Cuando la vida se detiene
Hay muchas personas que se encuentran detenidas en la vida, personas que no saben que hacer, que han sido abandonados por su pareja, que perdieron el trabajo, que están endeudados, que todo les sale mal, que no tienen para comer, se sienten desesperados y lo único que alcanzan a ver son problemas y más problemas.
Hay heridas muy difíciles de sanar
Todos en algún momento nos hemos sentido heridos y muchas veces esas heridas se instalan en nuestra alma dejando cicatrices abiertas que parece que nunca pudieran sanar. Si te has sentido así, te invito a que reclames las promesas de Dios de guardarnos en perfecta paz. Jesucristo es el único que puede sanar nuestras heridas.
Nos acostumbramos…
Nos acostumbramos a ahorrar vida que poco a poco igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.