Lo que determina la riqueza de una persona en la vida…
no son sus bienes materiales, sino lo que ama.
Nos preguntamos con demasiada frecuencia «¿qué es la vida?»
Y nos preocupa poco, que somos nosotros.
Alguien dijo: «Solamente los seres humanos, pueden llenarse de lo humildes que son.»
Llevamos tan «ALTA», la cabeza…que tropezamos, por no bajarla, para mirar el camino.
La naturaleza de lo que Dios, observa en nosotros, es completamente diferente,
de lo que hacemos, para ser observados.
A Él no lo deslumbra lo que hacemos…¡solo le importa lo que somos!
Dios no busca gente «preparada», El busca gente entregada.
La única posible independencia completa en este mundo,
es estar dependientes de Dios, esta relación nos libera de todas las ataduras, incluyendo,
al padre de todas ellas… el pensamiento.
Nos realizamos mediante nuestra necesidad de satisfacer a Dios.
Debemos desear morir por lo que amamos, para así encontrar, que la única muerte que existe… es no tener un amor por el que valga morir.
Jesucristo es un ejemplo de ello… en su amor, nos considero ¡valiosos!
A El, NADIE le saco su vida, de su propia voluntad, la dio.
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