Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado ese «dolor en el alma». Bien sea por la pérdida de un ser querido, por la pérdida de un empleo o por una mala decisión que nos trajo consecuencias dolorosas, entre otras cosas. Ese dolor nos paraliza, y nos hace sentir inmerecedores de nuevas oportunidades y nos hundimos en un túnel sin esperanzas.
Si estás atravesando por una experiencia así, solo quiero recordarte que ¡Dios nunca cierra sus oídos a nuestro clamor!
«Los justos gimen, y el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
18 Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu. 19 El justo pasa por muchas aflicciones, pero el Señor lo libra de todas ellas». Salmos 34.17—Reina Valera Contemporánea (RVC)
16 «Llevaré a los ciegos por caminos que nunca conocieron; les haré recorrer sendas para ellos desconocidas. A su paso cambiaré en luz las tinieblas, y allanaré los caminos torcidos. Todo esto haré por ellos, y no los desampararé» Isaías 42.16 —Reina Valera Contemporánea (RVC)
16 «Por lo tanto, no nos desanimamos. Y aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando de día en día. 17 Porque estos sufrimientos insignificantes y momentáneos producen en nosotros una gloria cada vez más excelsa y eterna. 18 Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas». 2 Corintios 4.16-18 —Reina Valera Contemporánea (RVC)
8 … estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; 2 Corintios 4.8-9 —Reina Valera Contemporánea (RVC)
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