Durante unas vacaciones de verano hubo una tragedia en Villa Carlos Paz, ciudad turística de Córdoba, en la cual se ahogaron varias personas que salieron de excursión en un vehículo anfibio al lago de la misma ciudad.

(Photo by: AdobeSpark)
Por razones de imprudencia y terrible descuido, el bote-vehículo se hundió en pocos minutos. Al entrevistar a uno de los lugareños respecto a la desgracia, le preguntaron si el anfibio poseía salvavidas y si los pasajeros los tenían puestos. El hombre comentó lacónicamente, «No, no tenían puestos los salvavidas. Como decimos en términos náuticos, el salvavidas que no está puesto, no es salvavidas».
Quedé pensativa ante esta expresión, porque muchas veces creemos que por tener algo cerca, a mano, es lo mismo que tenerlo puesto…como la gente que fortifica su casa con barrotes, alarmas, rejas…pero no conecta la alarma al salir de la casa. Están las cosas, ¿o no están? Por tenerlas a mano, ¿realmente las tenemos?
Y pienso en varios salvavidas, al menos tres, de la vida diaria…que si no los tenemos puestos, ¿de qué sirven?
- Mi vida espiritual…¿es un museo de recuerdos del pasado o una vivencia hoy con Dios? ¿Es un mausoleo frío o un lugar cálido y vivo? ¿Hoy camino en fe y esperanza a causa de mi vida espiritual? ¿Hoy soy capaz de bendecir y consolar a otros a causa de tener este «salvavidas» de una buena vida espiritual puesto en mi vida?
- Mi vida de afectos…¿es como el viejito que una vez le dijo a su esposa que la quería hace treinta años y que si cambiaba de opinión le avisaba? ¿Hoy estoy comunicando mi afecto y mi amor por los míos, por mis seres queridos, por aquellos que hace tiempo no valoro y aprecio? Es sabia la expresión, «El amor que no se expresa no es amor.» ¿Saben tus seres queridos cuánto los aprecias? ¿Expresas a diario tu cariño a los tuyos? Cuántos abrazos quedan sin darse, cuántos agradecimientos se mueren en el camino, cuántos elogios se perdieron detrás de la televisión y una vida a mil por hora. ¡Cuántos hijos salieron al colegio sin una expresión directa de amor!
- Mi vida de talentos. «El año que viene voy a….cuando pueda lo voy a hacer…si me hago un tiempito, quién sabe si me anime…» ¡Cuántas veces escuchamos estas frases derrotistas! Este es el salvavidas de los talentos, que si no ponemos mano a la obra, ¿de qué sirven? Podemos tener todas las intenciones de desarrollar y avanzar en nuestras habilidades, sea un estudio, una carrera, unas clases de pintura, una poesía por escribir, pero las intenciones son como esos salvavidas del anfibio que estaban por ahí, pero no fueron útiles.
- Decide hoy qué cosas harás para crecer en tus talentos, qué libros desafiantes leerás, que horas inútiles de televisión cortarás para liberar más tiempo, qué libro no has escrito y que hoy comenzarás, qué pintura no has pintado y que hoy sacarás el pincel, qué cosas has postergado que hoy puedes retomar con esfuerzo y valentía. Un refrán dice sabiamente: «¡Qué triste y silencioso sería el bosque si sólo cantara el mejor pájaro!» Como diría en criollo, «¡Dale, anímate!» Tu vida será enriquecida y enriquecerás a otros. Tienes un tremendo potencial puesto por Dios en tu vida…¡ponte el salvavidas!
(autor desconocido)
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