Creo que no existe una persona que en algún momento de su vida no haya sido ofendida y herida de una forma u otra. Las cosas ofensivas nos suceden a todos. Muchos de nosotros desde niños tenemos la dura experiencia de tener que soportar las burlas de los compañeritos de la escuela, o incluso de nuestros propios hermanos.

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La persona que nos ofende intencionalmente, busca hacernos sufrir, o simplemente es una persona totalmente insensible que busca llamar la atención. Tengamos presente que no siempre los que nos rodean van a llenar nuestras expectativas. Debemos aprender que simplemente hay personas que no saben cómo expresar sus pensamientos de manera diferente. Por otro lado, hay que considerar que a menudo lo que consideramos algo ofensivo se trata simplemente de alguna broma cuyo fin no era ofendernos. Muchas veces, amigos y conocidos con «buenas» intenciones nos lastiman con consejos desagradables o razonamientos sin tacto sobre nuestra apariencia y vida personal.

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La pregunta es: ¿Cómo dejar de agraviarse y comenzar a vivir? ¿Cómo no ser susceptible al resentimiento y aprender a reaccionar ante lo desagradable sin perder el control? Los comentarios despectivos y los chistes «inofensivos» nos lastiman hasta donde nosotros lo permitamos. No es necesario enfrentar los insultos y discutir con el ofensor, o fingir que no hemos notado su rudeza. Una respuesta ingeniosa desarmará al grosero y arruinará sus planes. A veces, una pregunta directa y tranquila al agresor sobre las razones de su comportamiento, ayuda a ponerlos en su lugar. Es dudoso que él pueda contestar y, lo más probable, es que se retire avergonzado y nos deje solos. O también podemos optar por separarnos de quien nos ha hecho daño.
El resentimiento que puede provocar una ofensa es destructivo; complica la vida y arruina las relaciones. Sin embargo, debemos aceptar la realidad de que no podemos existir aislados del mundo. Por esta razón deberíamos aprender a percibir este tipo de situaciones desagradables como algo que lamentablemente está arraigado a la condición humana. Como cristianos somos llamados a ser luz en este mundo. Por lo tanto la salida no es caer en las manos de nuestro ofensor colocándonos a su mismo nivel. Más bien busquemos en la Palabra De Dios, un enfoque apropiado para enfrentar este tipo de situaciones.

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Aquí les comparto algunas escrituras que nos ayudarán a tener la perspectiva correcta cuando alguna persona nos haya herido. Les recomiendo que las memoricen y que las recuerden cuando las necesiten.
«Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza». Isaías 26:3—Reina Valera Contemporánea (RVC)
«El necio al instante revela su enojo; Pero el prudente desdeña la injuria». Proverbios 12:16—Reina Valera Contemporánea (RVC)
«No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo». Filipenses 2:3—Reina Valera Contemporánea (RVC)
«10 Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos deferencia hacia los demás». Romanos 12:10—Reina Valera Contemporánea (RVC)
«8 No temas delante de nadie, porque yo estoy contigo y te pondré a salvo.» —Palabra del Señor. 9 Y el Señor extendió su mano, me tocó la boca y me dijo: «Yo, el Señor, he puesto mis palabras en tu boca». Jeremías 1:8-9—Reina Valera Contemporánea (RVC)
«Tú, Señor, eres mi roca y mi redentor; ¡agrádate de mis palabras y de mis pensamientos!»—Salmos 19.14 Reina Valera Contemporánea (RVC)
«32 Porque si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman! 33 Y si ustedes tratan bien sólo a quienes los tratan bien a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen lo mismo! 34 Si prestan algo a aquellos de quienes ustedes esperan recibir algo, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores se prestan unos a otros para recibir otro tanto! 35 Ustedes deben amar a sus enemigos, hacer el bien y dar prestado, sin esperar nada a cambio. Grande será entonces el galardón que recibirán, y serán hijos del Altísimo. Porque él es benigno con los ingratos y con los malvados. 36 Por lo tanto, sean compasivos, como también su Padre es compasivo». Lucas 6:32-36 Reina Valera Contemporánea (RVC)
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