Uno de los pasatiempos favoritos de muchos chicos es perseguir a las ranas, especialmente si viven cerca de alguna laguna. Pero posiblemente desconocen que las ranas tienen unos singulares poderes visuales, que son los que les permiten eludir con facilidad a quienes las persiguen. El campo óptico de la rana es como una pizarra limpia, y las únicas imágenes que recibe son objetos que le preocupan directamente.
Estos pequeños anfibios nunca se distraen con cosas que no son importantes, sino que son conscientes sólo de las cosas esenciales y de lo que pueda ser peligroso para ellos.
En la vida cristiana, a menudo nos inquietamos con cosas vanas del mundo. Dejamos que nuestra vida se llene tanto de preocupaciones materialistas e insignificantes que perdemos la perspectiva de las cosas duraderas.

(Photo by: Unplash)
Las palabras del Señor no deben apartarse de nuestros ojos, sino que deben mantenerse siempre en nuestro corazón. Entonces nuestro campo de visión quedará limpio de cosas innecesarias, y veremos claramente lo que Dios quiere que hagamos.
Aprendamos de la pizarra de la rana y centremos la mirada en Cristo y en su voluntad para nuestras vidas.
Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído para escuchar mis razones. No las pierdas de vista; guárdalas en lo más profundo de tu corazón. Proverbios 4: 20-21—Reina Valera Contemporánea (RVC)
Aparta mis ojos de los dioses falsos, y dame vida para andar contigo. Salmos 119: 37—Reina Valera Contemporánea (RVC)
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Fuente: Nuestro Pan Diario
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