Hablamos de esa actitud demandante que lastima y ofende.
Ese tipo de actitud es la que reclama, se queja y demanda constantemente contra su pareja. Es ese comportamiento tóxico que genera presión excesiva en una relación y la puede llevar al colapso por la intensidad de la presión. Esta actitud va frecuentemente acompañada de gritería y muchas veces de enojo.
(Imagen by: Milad B. Fakurian on Unsplash)
La actitud exigente consigo mismo y con balance es buena y frecuentemente necesaria para obtener resultados exitosos en la vida. Pero la actitud exigente a los demás, generalmente no da buenos resultados. La razón es que la persona que exige lo hace frecuentemente de una manera agresiva.
Una actitud exigente y demandante es un modelo de comunicación negativa que va a provocar rebeldía en la persona que recibe la presión, debido a que el sentimiento que percibe es de rechazo. Esa rebeldía puede ser pasiva o activa dependiendo del temperamento de la persona.
Hay momentos y circunstancias en la vida en las que nos vemos en la necesidad de confrontar o llamar la atención de nuestra pareja o un miembro de la familia. La manera correcta de hacerlo es con palabras sencillas, directas y amorosas a la vez. Es necesario usar argumentos sólidos en vez de exigencias emocionales.
Muchas veces las personas con actitud exigente y demandante vienen con un sistema de creencias que aprendió ese modelaje de sus padres o adultos que influenciaron su vida. Estas personas necesitan someterse a un proceso de sanidad interior para poder cambiar esa actitud.
Efesios 4:31-32 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonandoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
La instrucción de Dios es que tomemos la decisión de quitarnos todo sentimiento de amargura, de enojo, ira, gritería y palabras negativas. Si ÉL nos lo manda es porque lo podemos hacer. Pero además nos dice que seamos benignos y misericordiosos unos a otros y eso incluye la manera como nos comunicamos.
La experiencia demuestra que una actitud exigente con otras personas produce desconexión de la relación y deseo de separación. Muchos hombres no quieren llegar a casa, porque saben que se van a encontrar una esposa demandante.
Muchas mujeres no quieren que su esposo llegue a la casa porque desde que llega es exigiendo y demandando, lo cual las hace sentir desanimadas. Nada de lo que hagan pareciera agradar a su esposo y les hacer sentir rechazadas o incapaces.
Si tú has sido una persona demasiado exigente y has lastimado a tu pareja, o algún miembro de tu familia, comienza por pedirle perdón a Dios, luego prepárate en oración y pídele perdón a esa persona y toma la decisión de renunciar a toda actitud exigente y aprender a comunicar sentimientos y emociones sin presionar ni provocar malestar a otros.
Y si alguien te ha tratado con esa actitud exigente y demandante y te ha hecho sentir mal, perdónale y bendícele. Trata de hablar con esa persona y expresarle tus sentimientos para procurar una actitud de comunicación diferente que no desconecte la relación.
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