Medellín, Dic. 1 (ALC). El saldo de sangre por la violencia en Colombia es cada vez peor; concluyeron unas 50 mujeres de diversas iglesias y regiones del país que entre el 25 y 27 de noviembre se reunieron en Medellín en una cita preparatoria a la V Asamblea del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI).
Si las mujeres de las comunidades de fe se ausentan de los procesos de paz, no hay después manera de reclamar, indicaron, tras advertir que hay una urgencia de apostar por los procesos de transformación y la adopción de un liderazgo que comprenda la diferencia entre conflicto y violencia.
En Colombia hoy tenemos que velar por los procesos políticos, cuando intentan vendernos el tema del «perdón» que en realidad es indulto, afirmaron. «La sociedad, y a veces la iglesia, tienen dificultad en hablar del perdón y creen que el indulto sería lo mismo. Dios no indulta; Dios perdona. Eso implica un cambio de vida, una conversión», indicaron.
Señalaron que es perentorio hacer responsable al presidente Álvaro Uribe por los compromisos firmados y ratificados en el país con respecto a los derechos humanos. «Los presidentes son nuestros empleados, no nuestros jefes. Nosotras pagamos a los presidentes con nuestros impuestos, con la deuda creciente, con la pobreza que está explotando en todas partes», indicaron.
Dijeron que las mujeres tienen que superar una doble marginación, tanto en lo socio-cultural y político, como en el ámbito de los procesos religiosos y dentro de la misma familia.
Las participantes apelaron a la reflexión bíblica y teológica para profundizar su compromiso con la superación de la violencia, tanto la violencia estructural como la de género, que fortalecen una «ciudadanía de baja intensidad», dijo la reverenda Judith VanOsdol, coordinadora continental de la Pastoral de Mujeres del CLAI.
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