La Reinita, es un ave diminuta de color amarillo, matizado en distintos tonos grises obscuros en la cabeza y grises claro-obscuro en su cola. Abunda en el Caribe y en otras regiones como América Central y Sudamérica, pero muy conocida en Puerto Rico donde es considerada por muchos como el Ave Nacional de la isla.

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Su gran característica está en su su forma peculiar de caminar y volar. Antes de emprender su vuelo, camina rápido, mira a ambos lados, se detiene por unos instantes con cierta insistencia para luego alzar vuelo a destino seguro. Los que se han especializado en esta ave, han encontrado que sus ojos no enfocan bien y que por esta razón se detiene para enfocarse antes de prender su vuelo.
Hay momentos en el caminar de los humanos que al igual que la Reinita nos desenfocamos perdiendo la visión de la justa perspectiva de la vida. Es entonces cuando somos sorprendidos por situaciones inesperadas. Es como si nuestro cenit, nuestro cielo, se llenara de nubes grises con pinceladas más obscuras en el horizonte, en la medida en que van apareciendo las lluvias tormentosas y los nubarrones más tenebrosos.
Solo con un vistazo a flor de piel a nuestra sociedad podemos develar el desasosiego, de una sociedad desastrosa. Es como escuchar al sabio Salomón, diciéndonos: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte.” Proverbios 14.12
Ante las encrucijadas que nos presenta la vida hay que tomar un camino. El llamado es a detenernos y enfocar. El mismo sabio bíblico nos dice: “La ciencia del prudente está en entender su camino, lo otro sería necio engaño” Proverbios 14.8.

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Nos corresponde entender el camino y no vivir en caminos tenebrosos. Hay que enfocarnos en el nuevo camino. No podemos mirar atrás, pues nos corremos el riesgo de la mujer de Lot, se convirtió en estatua de sal. En otras palabras se fosilizó, se convirtió en piedra que no camina.
Hay que mirar hacia el frente. Es como volver a ver al mapa o usar la voz del GPS, ese nuevo invento que nos habla en el auto para encontrar el camino. Para enfocarnos espiritualmente se hace necesario mirar hacia nuestro interior y permitir que Dios nos hable.
Para enfocarnos espiritualmente, también es necesario estudiar la palabra orientadora que es alimento bueno, pan de Dios para nutrirnos en el camino. Ese alimento, es el regalo del Dios encarnado. Es aquí cuando el regalo de Dios despierta la Fe, regalo de Dios, y surge en nosotros la esperanza de una nueva vida, en nuestro caminar. He aquí que nuestra acústica se afina para escuchar a Jesus decir: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
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