El 20 de mayo de 2012, Takunda Mavima de 18 años regresó de una fiesta manejando borracho y al perder el control de su auto se estrelló contra una rampa de salida cerca de Grand Rapids, Michigan. Le acompañaban Tim See de 17 años, y Howell Crista de 15 años de edad. Ambos murieron en el accidente.
(Imagen Image by Gerd Altmann-Pixabay)
Mavima sobrevivió al accidente y se declaró culpable de todos los cargos. Su sentencia fue cumplir entre 30 meses y 15 años de prisión.
A pesar de su dolor y rabia inimaginable, el padre de Tim See, una de las víctimas, dio un conmovedor discurso a la corte en nombre de Mavima, instando al juez a que le diera una sentencia leve.
«Le estoy rogando que le permita a Takunda Mavima hacer algo de sí mismo en el mundo real – no lo mande a la cárcel a endurecerse y amargarse. Ese chico ha aprendido su lección una y mil veces y nunca va a cometer el mismo error otra vez», declaró.
Cuando terminó la audiencia, la familia de la víctima se abrió paso a través de la sala para abrazar, consolar, y perdonar públicamente a Mavima.
Justin Zoradi, colaborador de esta nota escribió lo siguiente sobre este suceso:
Habrá un momento en tu vida en que alguien le hará algo malo. Que Dios no permita que tomen la vida de su hijo. Pero puede suceder. Y lo que más importa no es lo que ocurra, sino cómo responder a ello.
Y si usted es una persona de fe, la vocación es aún mayor. El evangelio del perdón no es un llamamiento para el individuo heroico, o una descripción de contra-cultura de la perfección celestial. Es un principio fundamental para el evangelio mismo – el corazón mismo de nuestra fe en la que estamos llamados a encarnar.
En el mar creciente de la destrucción humana, la pequeña historia de Takunda Mavima y una familia de Michigan es un faro en una colina, un faro de esperanza, guiando el camino para que todos nuestros barcos pasen.
Ahora mismo, ¿cómo puede prepararse con un plan de acción claro para perdonar en el más oscuro de los tiempos?
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