El Internet y las redes de interacción social han facilitado el desarrollo de los grupos extremistas. El anonimato que proveen las redes cibernéticas permite que un joven confundido comparta sus ideas sobre cualquier tema, sabiendo que ha de encontrar alguien que concuerde con él.
La religión no escapa de esta realidad. Tanto los grupos que postulan la supremacía blanca como los grupos que afirman la supremacía islámica usan el Internet para reclutar adeptos, adiestrar nuevos simpatizantes y coordinar actividades.
Los extremistas religiosos odian, abusan, roban, matan y se destruyen los unos a los otros en el nombre de Dios. El problema es que la fe de esos extremistas es falsa, tan falsa como un billete de tres dólares.
El error de los extremistas religiosos es simple: quieren observar las leyes divinas, pero no desean mostrar compasión por lo demás. Tienen teología; pero no tienen misericordia.

(Photo by: AdobeSpark)
- La teología sin misericordia lleva a despreciar a quienes no comparten nuestras creencias y prácticas religiosas.
- La teología sin misericordia justifica la persecución, el hostigamiento y hasta el asesinato del «infiel» que no comparte nuestra fe.
- La teología sin misericordia lleva a hombres violentos a pensar que cumplen con la justicia divina cuando odian a los demás en el nombre de Dios.
- La teología sin misericordia justifica el abuso infantil, la violencia contra la mujer y la discriminación contra el inmigrante.
- La teología sin misericordia mueve a los extremistas a estrellar aviones contra edificios llenos de gente inocente.
Y, repito, esa teología sin misericordia es falsa. ¿Por qué? Porque la Biblia nos enseña que Dios es amor (1 Juan 4:8). En esto todas las teologías concuerdan. Quien desea hacer teología sin amor, desea forjar una teología sin Dios. Eso explica por qué justifican la maldad. Los religiosos que carecen de misericordia viven tan lejos del Dios de amor que terminan cayendo en la idolatría.
El capítulo 10, versículo 10 del Evangelio según San Juan dice: «El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia». Esas palabras de Jesús son cruciales. El que hurta, mata y destruye hace las obras del Diablo, aunque lo haga en el nombre de Dios. Quien justifica la violencia en nombre de la teología cristiana, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Por eso afirmo hoy, con toda libertad, que la teología sin amor es idolatría. En parte, esto explica por qué muchos países de América Latina atraviesan su peor crisis social en el momento cuando más líderes religiosos tienen. ¿Por qué sobrepasamos los récords de asesinatos, si hoy tenemos más iglesias, sinagogas, mezquitas, emisoras radiales religiosas y escuelas de teología que nunca antes? Porque necesitamos aprender que la única teología que transforma el corazón humano es la que conduce a la práctica del amor y de la misericordia.
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Poderosa reflexión, completamente cierto. «Teología sin amor es idolatría»