Desde hace más de dos mil años este himno de gloria y paz ha inspirado a los seres humanos. Dios toma forma humana, y termina así el conflicto que es la raíz de todos los conflictos, el conflicto entre Dios y el ser humano. Cuando se le da gloria a Dios, pierden su validez todas las causas humanas de conflicto, agrega.
La paz de Dios, añade, es más que una declaración escrita, un pacto o un programa. No apunta simplemente a la tranquilidad, la armonía y la ausencia de conflicto y lucha.
La Biblia tiene un concepto integral de la paz. Se trata de una vida en relaciones justas, del bienestar de todos, no sólo de los seres humanos, sino de toda la creación.
Reina la paz cuando todos tienen bastante de lo necesario para vivir. Cuando los cristianos y las iglesias abogan por la paz y la justicia, como en la protesta unánime contra la guerra en Irak, refuerzan el pacto de paz de Dios con los hombres. El Decenio Ecuménico para Superar la Violencia ­anunciado en 2001 por el Consejo Mundial de Iglesias­ se ha fijado como objetivo fortalecer a cada cristiano en su apuesta por un mundo justo y por lo tanto pacífico, precisa.
Una parte importante del compromiso de llevar el mensaje de paz y justicia a todos es la respuesta adecuada de las iglesias a la epidemia del VIH/SIDA. Si las iglesias siguen calladas o ignoran la realidad, seremos culpables del sufrimiento y la muerte de personas cuyas vidas habrían podido salvarse, anota.
En ambas cuestiones, la superación de la violencia y la respuesta a la amenaza del VIH y el SIDA, se trata de hacer visible el pacto de paz de Dios con la humanidad: En las relaciones entre los sexos; en la política, que está marcada por la lucha por el poder y el dominio sobre los demás; y en un sistema económico que hace la guerra a los pobres y desfavorecidos, puntualiza.
Konrad Raiser, pastor, profesor y teólogo, miembro de la Iglesia Evangélica de Alemania, fue secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).
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