No cabe duda de que la individualidad nos ha estado alejando cada vez más de la vida en familia. Hay escasa comunicación entre los miembros de un hogar, y es menos el tiempo que se pasa en casa. La universidad, el trabajo, la computadora o el televisor muchas veces nos absorben y nos impide valorar estos momentos.

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Pero, para la psicóloga María Teresa Charún, de la Asociación Unidad Familiar, el hecho de tener ocupaciones diversas no es excusa para perder la comunicación. Propone que el almuerzo o la cena sean tomados como un espacio «sagrado» del día para reunir a los seres queridos.
«Esta tradición de reunirnos alrededor de la mesa se está perdiendo. Sin embargo, es muy importante tratar de que todos los integrantes de la familia se junten a comer por lo menos una vez al día», asegura la especialista.
Señala que, en caso de ser imposible reunirse a diario, se debe separar los fines de semana. «Para compartir vivencias, tomar decisiones grandes y pequeñas y, por supuesto, compartir los alimentos», dice. Refiere que estos encuentros les dan seguridad a los más pequeños para opinar y participar en las decisiones del hogar.
Aparte de lograr una buena comunicación, el almuerzo familiar permitirá alejar a los adolescentes de los vicios. Según estudios de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, los muchachos que logran tener este tiempo con sus familias presentan 70% menos de riesgo de caer en el abuso de sustancias tóxicas.
«La vida en familia les da seguridad a los hijos. Los aparta de los vicios y de las malas compañías, además de que despeja sus dudas religiosas y morales. Recuerden cómo fuimos educados los que ya peinamos canas», subraya Charún.
Escuchad, hijos, la enseñanza de un padre; estad atentos, para adquirir cordura. Proverbios 4:1
Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Proverbios 1:8
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