Amiga, hermana, ¿qué se necesita para ser feliz? Todos en mayor o menor medida tenemos las mismas básicas necesidades: amor, sentirnos parte de un todo, pertenecer.
En mi caso, como integrante de una familia de inmigrantes he vivido el dolor de un desarraigo,que a cierta edad es mutilador; cuando uno mira hacia atrás se da cuenta que por bien que el nuevo lugar la haya tratado, que ya no es de acá ni de allá.
Al hacer un cambio tan radical al principio, son tantas las nuevas cosas a confrontar, que el tiempo no alcanza para llorar por lo dejado atrás. Pero una vez que lo inmediato se supera, lo importante empieza a tomar su lugar. Y el razonamiento que es práctico, deja lugar a las emociones y estas al no poder asirse más que de los buenos recuerdos, pierde la sólida base de realidad que antes tenia.Resultado: la vida parece perder significado.
Pero no todo ha sido en vano, el dolor hace crecer, las pruebas fortalecen.
He aprendido que la vida no puede darnos gozo y paz, de nosotros depende lograrlo. La vida solo nos da tiempo y espacio, de nosotros depende llenarlo.Dios dice en su Palabra, Deutronomio 30:19:»He puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tu y tu descendencia.»
Como seres pensantes y con un espíritu eterno, debemos buscar el verdadero significado de esta vida que a veces nos «pesa» tanto!
Vivir, es un acto de amor maravilloso; amor de Dios, que puso su soplo de vida en nosotros, ya desde el vientre de nuestra madre; amor de los seres que nos rodean y que sin saberlo, a veces nos enfrentan a situaciones conflictivas, que nos ayudan a crecer.
Toda la creación habla de la existencia de un Ser inteligente, un Dios maravilloso, omnipotente, lleno de amor a sus criaturas!
Busquémoslo si aun sentimos que nuestro caminar carece de significado, de metas.Nuestra real vida, el propósito final de ella, esta escondida en Jesucristo y opera en nosotros, a partir de que lo reconozcamos y recibamos como nuestro Señor y salvador.
Entonces, solo entonces, todo cobra nuevo brillo, se llena de gozo y esperanza y a través de la presencia del Espíritu Santo adentro nuestro, el carácter de Cristo comienza a formarse en nosotros.
¡Oh, Divino milagro de la cristiandad!
Seamos humildes. Proverbios 8:33, dice:»Atiendan a mi instrucción y sean sabios; no la descuiden».
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