“La Cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. (Hebreos 6:19)
El ancla responde a una terminología de la navegación. Es el instrumento que usa el Capitán de barco para fijar el barco una vez esté detenido. Este instrumento en forma de T al revés, llevando amarrado una cuerda firme y fuerte lanzada a lo profundo del mar es capaz de detener el barco tanto en el muelle como en alta mar. Es el freno de emergencia una vez el barco está detenido. El Apóstol Pablo, en la carta a los hebreos, compara la vivencias de la fe en Jesucristo, con el ancla que afinca el barco de la vida con firmeza y seguridad llegando a puerto seguro.
La fe en Jesucristo es la base esencial para el andamiaje de la vida que como un barco navega a puerto seguro con fortaleza y firmeza. Es por eso que podemos hablar de la vida en Cristo y caminar seguro, guiado por Su Palabra Viva, que llega a nuestro espíritu por medio del Espíritu Santo dejando ardiente nuestros corazones y así vivir la vida con fe y esperanza llegando a puerto seguro.
Es claro y esencial que la base para vivir la vida, es vivir en fe. La fe en Jesucristo es la clave. Él es el ancla de nuestra fe, donde navegando por la vida nos lleva a puerto seguro. Jesucristo nos hace libre del complejo de culpa que hayamos acumulado en nuestra vida. El escritor a los Hebreos nos lo presenta claramente diciendo: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nubes de testigos, despojémonos de todo peso de pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobió, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. (Hebreos 12: 1-2)
Descubrimos que cuando ponemos los ojos en Jesús, (el autor y consumador de la fe) una visión amplia nace en nuestro horizonte. El pasado queda en el pasado. Ahora vivimos el presente liberado del fracaso pasado, las frustraciones que nos asedian, y los complejos de culpa que nos consume en depresiones. Ahora reina mi fe en el autor y consumador de la fe, quien usando la fe, en su crucifixión y muerte, amplía nuestros horizontes crucificando y enterrando todos mis fracasos y miedos dándonos en su resurrección, un vida nueva de esperanza. Ahora soy vida nueva donde el pasado, pasado es, y en este presente reina una nueva visión, que amplía mis expectativas hacia un futuro que descansa en el nuevo hombre que mira adelante poniendo los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe.
El Apóstol de los gentiles nos dirá: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17)
La Fe nos da confianza y firmeza y esperanza en nuestro proyecto de vida. Nos pone la mirada en el Dios que alimenta y levanta la visión dándonos apertura para ampliar nuevas expectativas por la renovación del entendimiento que se renueva y se transforma cada día creyendo más al Dios que está en nosotros por medio de Cristo vivificante que morando en el nuevo hombre es llevado a puerto seguro.
¿No sabéis que soy templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Corintios 3:16)
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