En un castillo oriental se encontraron con la muerte de uno de sus guardianes y fue preciso encontrar un substituto. El Gran Maestro convocó a todos los discípulos para determinar quién sería el nuevo centinela y con mucha calma dijo: – «Asumirá el puesto quien resuelva el problema que voy a presentar.»
Entonces, colocó una magnífica mesa en el centro de la sala con un jarrón de porcelana y una rosa de extraordinaria belleza en él, y dijo así: – «¡Aquí esta el problema!». Todos quedaron asombrados mirando aquella escena; un hermoso jarrón, una maravillosa flor en el centro. ¿Qué representaría? ¿Qué hacer? ¿Cuál es el enigma? En ese instante, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y… ZAZ… destruyó todo de un solo golpe.

(Photo by: Pixabay)
Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo: – «Usted será el nuevo guardián del castillo.» Aunque veas algo muy lindo, si hay un problema, precisa ser eliminado. Un problema es un problema y no podemos asumir riesgos.
No importa que se trate de una mujer sensacional, de un hombre maravilloso o de un gran amor que se acabó, si no existiera más sentido para ello en tu vida, tiene que ser suprimido porque corres el riesgo de permanecer con él el resto de tu vida.
Muchas personas cargan la vida entera con el peso de cosas que fueron importantes en el pasado y que hoy solo ocupan un espacio inútil en sus corazones y mentes. Si el problema es un sentimiento de rencor o reproche que en algún momento te hizo daño, eso solo forma parte de un pasado.
Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a las cosas que ya no tienen más sentido y que están ocupando espacio, que muchas veces, lejos de ayudarte, te hieren y te impiden tomar un curso diferente en tu vida.
El pasado sirve como lección, como experiencia, como referencia. El pasado sirve para ser recordado y no para ser revivido. Usa las experiencias del pasado en el presente, para construir tu futuro.
En el capítulo tres de Filipenses el apóstol Pablo hace una declaración importante: Yo olvido lo que está atrás, bueno y malo, no importa yo lo dejo. ¿Qué es lo importante para mí? Lo que tengo al frente, lo que yo tengo que lograr, hacia donde tengo que caminar, hacia donde tengo que correr.
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