Nada deteriora más una relación que la escasa comunicación o la falta de ella. Los lazos afectivos se nutren de la buena comunicación. ¿Cuál es la amistad que, a través de los años ha permanecido, tornándose cada vez mas sólida y estrecha? – Aquella que, a pesar de la distancia, cambios de circunstancias o situaciones adversas, ha permanecido solidificando su fundamento y razón de ser por medio de la comunicación. ¿Cuál es el matrimonio que, a pesar de los conflictos, desacuerdos y diferencias permanecen unidos a través de los años? Aquel que ha sabido darle al diálogo la importancia debida.
Como nos sucede en nuestras relaciones interpersonales a través de todas las etapas de la vida con los seres humanos … asimismo ocurre en nuestra relación con el Señor. Comienzas una relación con Jesús el día que lo recibes en tu corazón y si no permaneces en comunicación con Él cada día, haciendo de esa amistad una sólida, genuina y personal, eso que comenzó en el fuego del amor se va apagando poco a poco hasta desvanecerse. Él siempre está a tu lado, pero, si no lo tomas en cuenta, es como si no estuviera.
Es la oración el medio de comunicación que Dios ha establecido para con sus hijos. ¿Te sientes desanimado/a, triste, cansado/a, con los problemas de siempre y sin fe para confesar la victoria, a pesar de llamarte cristiano(a)? Evalúa el tiempo que dedicas a comunicarte con tu Dios, y mira a ver si no es cierto que tu relación con Él consiste en decir unas pocas palabras de rutina al levantarte y al acostarte y quizás cuando te sientas a la mesa … si acaso, sin fe o fervor de clase alguna.
No te quejes si las cosas siguen en las mismas o tal vez, van de mal en peor. Sé sincero(a) contigo mismo(a) y acepta que le has fallado a tu mejor Amigo. Toma hoy la decisión de serle fiel al Señor y comienza a separar el tiempo necesario para restaurar la relación más importante de todas las que tengas o hayas tenido. ¡Te garantizo que vivirás la diferencia!
“Deléitate asimismo en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón”. Salmos 37:4
¿Puedes decir con certeza que crees en Dios?
Sí
No
¿Crees sin ver o tienes que ver para creer?
Sí, creo sin ver.
Necesito ver para creer.
¿Acostumbras separar tiempo para hablar con Dios?
Sí
No
¿Cuando oras, buscas a Dios o sus beneficios?
A Dios
Sus beneficios
¿Lo haces diariamente o en ocasiones?
A diario
En ocasiones
¿Oras al levantarte en la mañana y cuando te acuestas en la noche?
Sí
No
En ocasiones
¿Pones en las manos del Señor cada salida?
Sí
No
En ocasiones
¿Lo tomas en cuenta cuando tienes que tomar decisiones?
Sí
No
En ocasiones
¿Acudes a Dios solamente cuando enfrentas algún problema?
No
Sí
¿Orar supone para ti un sacrificio, es un deleite, o una rutina?
Me deleito
Me cuesta
Es rutina
¿Crees ciertamente que Él escucha tus oraciones?
Sí
No
Cuando le pides a Dios, ¿esperas recibir, o dudas?
Sé que he de recibir.
Tengo mis dudas
¿Sabes por qué a veces tus peticiones no son contestadas?
Sí
No
¿Sabes por qué, en ocasiones, te falta la fe necesaria?
Sí
No
¿Se te hace imposible llegar al trono de la gracia?
No
Sí
¿Crees que es necesario el Espíritu Santo en tu vida?
Sí
No
¿Pides a Dios por tus asuntos solamente, o intercedes por otros?
Intercedo por otros también.
Solamente por mis necesidades.
Consideras que tu vida de oración debe ser restaurada o mejorada?
Sí
No
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