Algunas veces, nos detenemos y hacemos un inventario de lo acontecido en nuestra vida.
Revisamos qué cosas hicimos bien y porqué, lo mismo con lo que nos salió mal o con lo que no hicimos nada y cuyos resultados nos afectaron.
Es entonces cuando comenzamos a preparar otra lista de metas haciéndonos la promesa de que «éste sí será el verdadero cambio en mi vida».
El problema es que la mayoría de nosotros no solo hacemos esos balances, sino que de forma constante estamos manteniendo los mismos comportamientos que no nos han dado los resultados esperados y que nos mantienen en la misma situación por años.
Sin embargo, si usted es de las personas que les inquieta su futuro próximo, es bueno que no solo haga un balance que mostrará en qué situación se encuentra en estos momentos, sino que con base al mismo se determine a hacer los cambios pertinentes que le llevarán a cambiar su vida.
Ahora bien, el reto no es solo hacer un balance, el verdadero reto consiste en cómo cumplir lo que hemos resuelto durante esas horas de reflexión. De lo contrario muchas de esas resoluciones terminarán en puras buenas intenciones, debido a lo mucho que nos cuesta romper con la rutina. La ley del mínimo esfuerzo se impone, por encima de esos deseos.
A veces nuestros deseos de cambio duran unos pocos días o pocas semanas y volvemos otra vez a lo mismo, para terminar preguntándonos qué fue lo que pasó y por qué nos apartamos de lo que habíamos resuelto para el bien de nuestras vidas.
¿Qué tal si en lugar de hacer otra lista de objetivos que no lograremos, nos detenemos a pensar en una lista de las cosas que realmente queremos lograr desde el fondo de nuestro corazón?
Compromiso, no es solo cuestión de fuerza de voluntad, implica la complicidad del corazón y la mente, trabajar en conjunto hacia un mismo objetivo que sea significativo para la persona. Luego si en el pasado se ha puesto objetivos que no le motivan, pregúntese ¿qué le motiva?
Al hacerse esta pregunta, piense en lo que más valora y le falta en la vida o puede mejorar. Cree deseos que reflejen sus deseos más profundos, que esté dispuesto a lograr, a sacrificar cosas para ello. Asegure que lo que escriba sea verdadero y refleje realmente sus deseos. Imagínese, al escribirlo, que ya lo logró, como si ya estuviera pasando y vea qué siente.
Luego ¿por qué no tomarse unos minutos antes de hacer esta lista de nuevos metas para ver qué “desea regalarse” a si mismo? Deje los «debería» a un lado y explore lo que hay detrás de estos intentos fallidos.
Por sobre todas las cosas regálese la oportunidad de hacer algo por su vida y por la vida de los demás y de seguir amando incondicionalmente a pesar de…
…que mis circunstancias no son las mejores
…que me han hecho tanto daño
…en cómo me siento.
Porque el amor es la única fuerza que sana todas las heridas y cubre todas las faltas.
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