Una rara serpiente de leche de Honduras nació con dos cabezas. Ocurrió en el estado de la Florida el mes de octubre del año 2011. No es la primera vez que sucede, pero este caso fue cubierto por la prensa de una forma muy especial debido a que la serpiente nació en una incubadora y pudo ser evaluada por expertos en el mundo de los reptiles.
El biólogo estadounidense Daniel Parker estudió este fenómeno e indicó que la mayoría de las culebras con esta condición sumamente extraña viven hasta 20 años de edad si son mantenidas en cautiverio. Este reptil difícilmente podría sobrevivir en estado silvestre.
Lo que más llama la atención en el caso de un animal con dos cabezas es que cada cabeza tiene su propio cerebro, y comparten de alguna manera el control de los órganos y miembros, aunque la estructura específica de las conexiones varían. Estos animales se mueven a menudo de una manera desorientada y mareada, con los cerebros debatiendo el uno con el otro; zigzaguean sin conseguir llegar a ningún lugar. Curiosamente, en ocasiones las cabezas de estos animales pueden atacarse e incluso intentar tragarse entre sí.

(Photo by: Pixabay)
¿Te imaginas la batalla que se libra en un organismo que posea dos cabezas? ¿La inseguridad interna que se desata cuando dos cerebros envían mensajes diversos y hasta diametralmente opuestos el uno del otro? Este debe ser un estado de confusión incómodo e intranquilo. Un animal con dos cabezas vive constantemente en esta imprecisa condición.
¿Sabías que nosotros los seres humanos también pasamos por una experiencia similar? En nuestra aventura de fe vivimos momentos en los que nuestros pensamientos se oponen entre sí, dando paso a lo que llamamos duda. La duda nos mantiene como un animal con dos cerebros, porque no es incredulidad, pero tampoco es fe. Así pasamos largos y extensos períodos de la vida confundidos y desorientados en un estado de incertidumbre e inseguridad.
La Biblia enseña que el que duda es como las olas del mar agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. (Santiago 1.6) Es por esa razón que debemos luchar y rogar al el Señor de la vida nos ayude a mantener nuestra fe estable y firme. El que ama a Dios y desea crecer en su vida espiritual, debe sintonizar su mente y su corazón en la frecuencia de la fe, pues eso producirá calma y serenidad del alma.
Resístete a funcionar como un organismo con dos cerebros. No dudes de Dios, ni de sus promesas, presencia, amor y poder. Cree solamente y cultiva una vida espiritual donde reine la confianza y una fe inquebrantable en el Dios que hizo los cielos y la tierra. Dile no a la duda y sí a la fe. Este ejercicio te llevará lejos, pues escrito está: los que confían en Dios vivirán para siempre. Salmos 125.1
Muy interesante, me sucedió por mucho tiempo!!! Gracias a Dios que es fiel!!! Mirando a fondo, fue horrible pero en Señor lo usó para bien, salí fortalecido!!! Gloria a Dios!!!