El secreto de una persona exitosa y saludable, está en la capacidad que tiene de renovar sus pensamientos. Nos acondicionamos a enfocarnos en lo que no funciona y en lo que no tenemos. Los pensamientos se convierten en sentimientos y estos dependiendo el tipo de pensamiento, estos nos ayudan a sentirnos bien o a sentirnos mal. Si usted en este momento no se siente satisfecho en la forma que está pensando, tiene la oportunidad de cambiar.
(Imagen: Pixabay-Adobe Spark)
Los pensamientos influyen en nuestro estado de ánimo. Hay muchas personas que están todo el tiempo quejándose, lamentándose, todo para ellos es negativo y lamentablemente contaminan todo lo que les rodea. Dado que nuestros pensamientos determinan nuestros estados de ánimo, los pensamientos positivos pueden convertir nuestro estado de ánimo en uno energético y esperanzado, mientras que los pensamientos negativos incesantes y abarcadores pueden hundirnos en la desesperación y en la depresión.
Tenemos miles de horas vividas y grabadas en nuestra memoria que nos confirman que tenemos experiencias positivas, bonitas, agradables, pero muchas veces nos pasamos más tiempo en las experiencias negativas que nos incapacitan y nos paralizan. No nos damos cuenta que nuestros pensamientos están produciendo estados emocionales basados en lo que nos está sucediendo y que necesarimente no es positivo.
Hay que aprender a dirigir nuestros estados emocionales entendiendo que nuestros pensamientos están saliendo automáticamente, trasmitiendo un sentimiento que no necesariamente nos enriquece. Cambie sus estados emocionales a través de sus relaciones amorosas, la música, los alimentos, la oración, la lectura. Recuerde que nuestro comportamiento es consecuencia del estado emocional en que nos encontramos. Es importante revisar y estar consciente que tipos de pensamientos estamos produciendo diariamente.
Si nuestros pensamientos producen, preocupación, desconfianza, coraje es imposible que podamos disfrutar de tranquilidad, de amor, de confianza, salud y seguridad. De esta manera nuestras creencias, actitudes, valores y experiencias pasadas van afectar la forma en que nos comportamos. Todo esto nos lleva a tomar una decisión porque no es lo que está sucediendo en nuestra vida sino, cómo lo estamos interpretando.
Revise lo que está escuchando, lo que está viendo y sintiendo en estos momentos. No se enfoque en esos pensamientos negativos que llegan y se quieren alojar en su mente. No los fortalezca. Puede ser que usted en estos momentos, esté frente a grandes retos, pero espere lo mejor, desarrolle pensamientos de expectación positiva. Dígase a usted mismo que esta adversidad o este problema es una oportunidad para crecer, que ha estado en momentos más difíciles y los ha superado. Comience a hablarse de una forma diferente, a verse de una forma diferente, a esperar resultados diferentes.
Si usted no asume el control de sus pensamientos, las adversidades y la gente que le rodea podrán influenciar en el tipo de pensamiento que usted producirá. Si continua enfocándose en lo que no puede conseguir, en lo malo que están las cosas, en las dificultades que pueden presentarse en el futuro, no tenga la menor duda que lo que recibirá será eso en abundancia. Pero si por el contrario comienza a enfocarse en sus fortalezas a comunicarse con usted en una forma positiva, a interpretar las adversidades como oportunidades, comenzará a creer que lo mejor de su vida viene de camino.
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