Hace unos días encontré en las redes sociales la historia inspiradora de una joven mujer dominicana llamada Ruth De la Cruz.

En el año 2016 Ruth fue diagnosticada con cáncer. Luego de recibir el adverso diagnóstico fue referida a un Instituto de cáncer donde recibió 21 quimioterapias y 33 radioterapias para ayudarla a superar la enfermedad.
Lo que me llama la atención en su relato es la actitud que exhibió Ruth luego de haber sido diagnosticada con tan agresiva enfermedad. Su primera reacción fue decirle a su madre, «mamá, tranquila que Dios siempre ha sido bueno y siempre va a estar presente. Yo estoy en las manos de Dios».
Con esa fe y buena actitud esta joven fue capaz de enfrentar y superar al cáncer. Hoy cuenta su experiencia para inspirar a otros y recordarles que sí se puede vencer la enfermedad.
Hay un segundo detalle extraordinario que no puedo ignorar de esta historia…..es la lectura que está joven mujer hace de su experiencia, su batalla y su victoria contra el cáncer.
«El cáncer me tocó, —dice—, pero no pudo quitarme la alegría, ni mi locura, ni mi risa, ni mis ganas de vivir. Y si el cáncer me toca otra vez desde ahora le digo, voy a darte la pelea y me voy a reír de».
Admirables las palabras de esta guerrera.
En la vida de Ruth de la Cruz se cumplió lo que muchos han afirmado antes que yo…que el cáncer tiene sus limitaciones. Hay cosas que esta mortífera y devastadora enfermad no es capaz de hacer.
Este principio debe ser aplicado a cualquier enfermedad, dolencia, o virus.
Toda plaga tienen sus limitaciones. Ahora, como en este momento la batalla que todo el mundo está librando es en contra del COVID-19, quiero compartirte una lista de algunas limitaciones que tiene este virus.

• El corona virus tiene sus debilidades y áreas frágiles. Es vulnerable. Es tan limitado que no puede aniquilar el amor.
• Esta enfermedad contagiosa no puede quebrantar la esperanza.
• Tampoco corroer la fe. Ni destruir la paz interna.
Las enfermedades por más agresivas que sean, no pueden matar una linda amistad, ni debilitar el cariño que le tenemos a un ser querido, ni romper los lazos de las buenas relaciones que hemos construido con las personas que amamos. Tampoco son capaces de suprimir las memorias, silenciar el valor, invadir el alma. Ni robar la vida eterna.
A esto agréguele que el corona virus, el cáncer, o cualquier otra plaga mortífera no tiene la capacidad para apagar nuestra relación con Dios, ni borrar de nuestro corazón las dulces y hermosas experiencias que hemos tenido en la vida de fe y nuestro caminar con Dios.
Un virus por más intenso y fuerte que sea tampoco es capaz de extinguir el poder, la autoridad, la fuerza y la energía que emanan de Dios. Mucho menos puede hacer morir nuestra esencia….esa área íntima que se identifica con el Dios de la vida.
El virus puede deteriorar la salud física, pero no la espiritual.
Esto lo confirma la Biblia donde se nos enseña: que, aunque por fuera pudiéramos estar desgastándonos por dentro nos vamos renovando día tras día. 2 Corintios 4.16

La enfermedad debilita el cuerpo, pero cuando esto ocurre, nuestro espíritu es capaz de seguir operando. Nuestra conexión con el Dios de la vida, la historia y la salvación no tiene porqué interrumpirse.
No existe plaga que limite o detenga el amor que Dios tiene por su gente. En medio de la amenaza de una enfermedad o virus tú seguirás siendo importante para el Autor de la vida. Estás en su agenda.
Independientemente de lo que ocurra en el planeta o en algún sector del universo nada ni nadie logrará que el amor de Dios por ti se extinga.
Su amor seguirá fluyendo como un recordatorio constante de la bondad de Dios para ti.
Me parece que quien mejor expresó esta idea o principio fue un hombre llamado Pablo cuando escribió estas contundentes que hoy comparto contigo:
37 En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. 38 Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, 39 ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo! Romanos 8. 37-39
Esta noticia es más que suficiente para que permanezcas relajado en medio de una crisis o cualquier adversidad que pueda tocar o amenazar tu vida.
El amor de Dios por su gente es fuerte e intenso. Es el vínculo que nos une a Él aún en medio de la noche oscura, de la tempestad y de la batalla. Su amor es más que suficiente.
No hay virus, bacteria, plaga o enfermedad que lo impida.
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