(Sexta parte de estudio sobre la literatura profética en la Biblia)
Los profetas que aparecen a partir del siglo VIII a.C. representan un amplio espectro de características personales, trasfondos sociales, contextos históricos, capacidades literarias y preocupación teológica. Es por esto que es necesario subrayar y describir la diversidad presente entre estos profetas.

(Image by Roger Casco Herrera from Pixabay)
En cuanto a los trasfondos personales de cada profeta, en- contramos diferencias muy interesantes. El profeta Amós era un campesino del reino del sur. Según algunos estudiosos, quizá era un campesino bastante exitoso. Pero lo interesante es que Amós recibió instrucciones de Dios para ir al reino del norte y allí confrontar al rey, a los sacerdotes y al pueblo por las injusticias que se estaban cometiendo. Es paradójico y a la vez llama la atención que un simple campesino del sur fuera al reino del norte y tuviera que enfrentar a los más poderosos de la sociedad.
Isaías, en cambio, era de la ciudad de Jerusalén y tuvo acceso a todo el ámbito de la realeza. Esto hace suponer que pertenecía a la familia real. Su educación, formación y contexto fue muy diferente al de Amós. Si bien Isaías también denunció a los dueños del poder, y probablemente fue matado por la realeza, a él no se le discriminaba por ser un simple campesino del sur.
(Horace Vernet, Jeremiah on the ruins of Jerusalem (1844)-Wikipedia-Public Domain)
Por su parte, Jeremías nació en un pequeño pueblo al norte de Jerusalén llamado Anatot. Perteneció a una familia sacerdotal. Podemos suponer que desde su juventud fue influenciado profundamente por el contexto sacerdotal en el que se crió. Su futuro de alguna manera estaba ya definido, pero Yavé irrumpe en su vida y cambia su destino completamente. De pertenecer a un sector religioso de la sociedad y de mucho poder, Jeremías pasa a ser un marginado que cuestiona, denuncia y ataca todo aquello que ha institucionalizado a la religión.
En síntesis, los diferentes trasfondos personales de los profetas contribuyen a la diversidad de enfoque y de proclamación que existe en los documentos denominados proféticos. La experiencia y personalidad de cada uno determina en gran manera la forma en que el mensaje ha de ser proclamado.
Otro elemento que contribuye a la diversidad dentro de la literatura profética es la naturaleza misma de los documentos que hoy están en el canon bíblico. Estos documentos no son obra exclusiva de los profetas cuyos nombres aparecen en los documentos. Lo más probable es que sean colecciones de textos que fueron compilados por varias personas. El profeta no es un autor en el sentido moderno de la palabra. El profeta recibía revelación divina, proclamaba el mensaje en forma oral, pero fueron sus discípulos quienes convirtieron la proclamación oral en un documento literario. Todo este proceso complejo que se dio a lo largo de muchos años hace que el documento final que hoy tenemos no sea un documento homogéneo. La riqueza y la diversidad de los textos se debe no solamente a la creatividad del profeta individual sino también a la actividad literaria posterior llevada a cabo por los círculos proféticos, por las escuelas de los profetas y por los redactores posteriores que trabajaron y actualizaron los textos proféticos según las necesidades del momento.
Los géneros literarios utilizados para poner por escrito el mensaje profético también generan una diversidad interesante. Es sabido que muchos de los profetas fueron poetas maravillosos. El poder de la palabra poética es indiscutible dentro de la literatura profética. El uso de imágenes, de metáforas, de palabras de acción en la poesía hace que la proclamación llegue con más fuerza y dinamismo. No se puede entender toda la fuerza del mensaje profético sin entender bien la poesía hebrea. No obstante, no se puede desconocer lo que se ha llamado la prosa profética. Si bien muchos de los profetas eran poetas excelentes e hicieron de la poesía el canal principal para la expresión de la profecía, mucha de la literatura profética está escrita en prosa profética. Este medio que utilizaron los profetas también está impregnado de pasión y de poder. La prosa profética es capaz de comunicar un mensaje que cala hondo en los corazones de los oyentes.
El oráculo profético es un medio utilizado por los profetas para articular sus proclamaciones. Este quizá es el género más simple y más antiguo. En general, a través de este género, el profeta anuncia lo que Dios va a hacer. Esto puede ser algo positivo para el pueblo o bien puede señalar los pecados del pueblo y así anunciar juicio. A través de este medio, el profeta muchas veces anuncia cual ha de ser el castigo que el pueblo recibirá. En diferentes ocasiones, el castigo puede ser una derrota frente a una nación enemiga, una sequía, una hambruna, y también el exilio en un país extranjero. De todas maneras, es importante señalar que el anuncio del castigo a través del oráculo profético siempre tiene como propósito el provocar un cambio, un arrepentimiento, y un volver a las fuentes del pacto. El propósito es pedagógico y restaurador, no simplemente castigador.
El oráculo de salvación es otro instrumento de comunicación que han utilizado los profetas. Claus Westermann ha identificado esta forma y la ha explicado de la siguiente manera. El oráculo de salvación en general tiene una estructura bastante definida:
A. Saludo
B. Expresiones de aliento que aseguran la salvación. Se utiliza muchas veces la expresión «no temas».
C. El contenido del oráculo.
D. Una conclusión que afirma al suplicante y le da seguridad y esperanza. E. El resultado final.
Un ejemplo de esto lo podemos ver en Isaías 41.8-13
A. Saludo — 41.8-9
B. Aliento — 41.10a
C. Contenido — 41.10
D. Conclusión — 41.11-12 E. Resultado — 41.13
Finalmente, mencionaremos a las visiones como otro medio utilizado por los profetas. Las visiones que tienen los profetas anuncian diferentes tipos de mensajes. Cuando Jeremías ve una vara de almendro y una olla hirviendo en el norte que está por volcarse hacia el sur, el mensaje es que Dios hará cumplir su palabra y que el castigo vendrá a través de una nación que atacará desde el norte (Jer 1.11-13). Isaías, en cambio, cuando en su visión ve a Dios sentado en el templo con todo su esplendor se da cuenta de varias cosas. En primer lugar entiende algo más de la tremenda santidad de Dios. En segundo lugar, se comprende a sí mismo mejor. Se da cuenta de que ante la santidad de Dios, él es un ser humano pecador que necesita de Dios. En último lugar, Isaías entiende que Dios lo está llamando a ser un profeta verdadero que esté enteramente al servicio de Dios. Una vez más subrayamos que la diversidad en la literatura profética se puede ver claramente también a través de las visiones que recibieron los profetas. Un análisis detenido de todas las visiones arrojaría una variedad enriquecedora de temas, situaciones y realidades.
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