Hay noticias que acaparan la atención de todos. Sucesos que paralizan las actividades a nivel mundial. Este fue el caso de 33 mineros que fueron atrapados en una mina cuando esta colapsó, impidiéndoles su salida.
Ocurrió el día 5 de agosto del año 2010. En ese instante la población mundial fijó su mirada en un país suramericano.

Por 70 días el mundo entero tuvo sus ojos puestos en Chile cuando estos 33 hombres quedaron prácticamente aprisionados en la mina. Por más de dos meses vivieron bajo la tierra, mientras familiares, amigos y ciudadanos de todo el planeta esperaban ansiosamente que las labores de rescate pudieran sacarlos con vida.
La noticia no solo captó la atención de la gente en todo el planeta, sino que también provocó que personas y grupos alrededor del mundo se ofrecieran para ayudar en el rescate.

El interés por rescatar a los mineros era tal que los gobiernos de diversos países del mundo dieron su apoyo al gobierno chileno. Todos querían ayudar. Organizaciones internacionales también comunicaron su deseo de apoyar y poner su granito de arena en las tareas para liberar a los mineros. Aún la NASA intervino, orientando a los grupos de rescate.
Por su parte, la prensa internacional cubrió de principio a fin la odisea que vivieron los mineros mientras estuvieron atrapados.

Pero curiosamente, y a pesar de todos los recursos dispuestos a intervenir en el rescate, el personaje más importante de esta historia no fue un ser humano, tampoco una organización de asistencia humanitaria o alguna brigada de ayuda, sino la llamada cápsula Fénix. Ésta era un tubo de metal diseñado con medidas específicas y con el que lograron llegar hasta los mineros enterrados, rescatarlos y librarlos de la misma muerte.
Esta cápsula se convirtió en mucho más que una invención humana. Llegó a representar un símbolo de vida y esperanza. Fue en ella que los mineros fueron sacados uno a uno de las entrañas de la tierra y llevados de vuelta a la vida. La máquina que fue creada para el rescate es hoy un instrumento que le recuerda al mundo entero que 33 seres humanos le fueron arrebatados a la misma tierra que los tenía enterrados.
Esta es una historia que inspira y le levanta el ánimo a la persona que se encuentre en un hoyo de donde necesita ser rescatada.
La cápsula que sacó a los mineros de Chile de una cueva subterránea trae a mi memoria las palabras del rey David cuando expresó que Dios rescata del hoyo la vida y nos cubre de amor y compasión. Salmo 103.4

David reconocía que en ocasiones nosotros también caemos en hoyos o pozos subterráneos. Estos no son como los de la mina en Chile sino otros que cautivan la vida emocional, sicológica, moral y espiritual. De esos pozos nos saca Dios. El Autor de la vida llega a nosotros como la cápsula Fénix llegó para los mineros, rescatándonos para llevarnos a un lugar donde estemos seguros y salvos.
El mensaje del evangelio es muy específico y nos recuerda que Dios se hizo hombre en la persona de Jesús, es decir, descendió, bajó para librarnos de la muerte, rescatarnos, resucitarnos y ubicarnos en un lugar de vida.
Esta es una alentadora noticia que debe llenar de mucha esperanza tu corazón. Jesús llega a tu vida como la cápsula Fénix para rescatarte del pozo. De ese hoyo que pudiera tener nombre de inestabilidad emocional; estrés, ansiedad o depresión.

Llega para librarte de esa cueva que tiene nombre de vicios, adicciones y malos hábitos. Desciende para sacarte de esa mina de malas actitudes, conductas negativas y emociones destructivas. Aparece para liberarte de ese subterráneo donde has caído, impidiéndote un crecimiento espiritual saludable. De ese hoyo el Dios que da vida te saca.
Mujer, Él te rescata de esa relación de maltrato con un esposo abusivo.
Hombre, El Señor de la vida te saca del pozo de esas amistades tóxicas que te invitan a renunciar a tus valores, sumergiéndote en la inmoralidad.
Joven, Jesús te libera de un estado de soledad para llevarte a uno donde su presencia dulce y grata es más que suficiente.
El Señor de la vida y la historia te saca del hoyo y te ubica en un lugar seguro que Él mismo ha preparado para ti.
Él no solo te rescata sino que también te cubre con su amor y compasión.

Te saca del hoyo y te llena de amor y de ternura.
Te levanta y te da siempre todo lo mejor;
Te libera y te hace fuerte como las águilas.
El Señor colma de bienes tu vida…y te rejuvenece como a las águilas. Salmo 103.5
El evangelio nos enseña que salimos del pozo y recibimos vida y vida en abundancia. A eso se le llama un proceso perfecto de sanidad, liberación y restauración.
¡Que extraordinaria noticia! Él te rescata ofreciéndote salud, fortaleza, paz, libertad y mucha vida.
Ánimo, no tengas miedo….Dios ha llegado para rescatarte.
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