Viaja conmigo a un desierto. Vamos al desierto de Atacama en Chile, el más seco del mundo. Es un lugar seco y también rocoso en el que la arena es escasa. Ademas, es el desierto no polar más árido del planeta Tierra. Aquí generalmente se observa un impresionante paisaje desolador. Los que han visitado este lugar, se refieren a él como kilómetros y kilómetros de territorio que parece no tener fin.

Algunos expertos afirman que en algunos sectores de este desierto no ha caído una sola gota de lluvia en años y posiblemente en décadas. Sin embargo, hay algo más extraordinario que hace de este desierto un lugar único y especial.
Nos sorprende conocer que en este desierto, el más árido y seco del planeta, sirva también como el escenario para uno de los jardines de flores más hermosos del mundo. Aquí se dan más de 200 especies de flores de diversos colores que embellecen el lugar de forma extraordinaria.
El paisaje es tan espectacular que atrae a un sin número de turistas de distintas partes del mundo. Además, ha inspirado a numerosos artistas a realizar historias, novelas y hasta exposiciones fotográficas.
Este fenómeno, que ha sido bautizado con el nombre de «El Desierto Florido», depende del cambio climático, específicamente del fenómeno de «El Niño», que genera un sobre calentamiento de las corrientes marinas del litoral del país, lo que provoca un aumento en las lluvias.
Mientras llueva entre el mar y la cordillera de los Andes, en esta zona desértica, seguirá ocurriendo el curioso y espectacular fenómeno que ha capturado la atención mundial. Flores en un territorio seco y árido…un desierto florido.

La gran pregunta que muchos hacen es..¿Qué específicamente ocurre para que este fenómeno tome lugar? ¿Cómo es posible que se den flores en el desierto?
La respuesta se halla en que la lluvia que cae sobre el lugar abre la oportunidad para que en un espacio de algunos meses las semillas que por siglos han estado dormidas y enterradas entre las piedras del desierto germinen y den paso al hermoso espectáculo de flores.
Flores en el desierto. ¡Qué maravilloso milagro de la naturaleza!
Es difícil procesar la idea de hallar un jardín flores en medio de un escenario seco y árido. La combinación de flores y desierto nos suena incompatible. Por esta razón es que lo que ocurre en el desierto de Atacama llama tanto la atención.
Lo que ocurre en este desierto en el territorio chileno es una lección de vida para todos. Todo ser humano ha pasado por un desierto. Una temporada de sequía y escasez. Una etapa árida y estéril donde no se han producido frutos. Momentos de inercia y estancamiento.
Esos desiertos en ocasiones han tenido nombre de enfermedad, de inestabilidad económica, desempleo, problema matrimonial, crisis familiar o desafíos en la salud mental.
Desiertos, mi amigo, desiertos.
La buena noticia es que aún en esas temporadas desérticas llega la intervención divina y milagrosa para transformar ese desierto en un lugar florido y de mucho color.

Las flores en un desierto representan alegría y belleza pero también son símbolo de un renacimiento y un nuevo comienzo. La renovación de todas las cosas. Sobretodo las flores nos inyectan fe, optimismo y mucha esperanza.
El esplendor y la belleza que exhibe un jardín de flores en medio de un terreno seco y estéril nos confirma que tarde o temprano la alegría triunfa sobre la tristeza, el gozo sobre la angustia, la paz sobre la ansiedad y hasta la vida sobre la muerte. Un jardín de flores en medio del desierto es sinónimo de una plena restauración.
Este tema está presente en la Biblia. Una de las palabras que anuncian restauración aludiendo a las flores en medio del desierto se halla en el libro de Isaías y dice:
1Que se alegre el desierto, tierra seca; que se llene de alegría, que florezca, 2 que produzca flores como el lirio, que se llene de gozo y alegría.
Dios lo va a hacer tan bello como el Líbano,
tan fértil como el Carmelo y el valle de Sarón.
Todos verán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
3 Fortalezcan a los débiles,
den valor a los cansados,
4 digan a los tímidos: «¡Ánimo, no tengan miedo! ¡Aquí está su Dios para salvarlos…Isaias 35.1-4.
El propósito de esta palabra es infundir ánimo al cansado y esperanza al desesperanzado que se encuentra viviendo en un desierto.

Llegamos al Dios de la vida con un corazón seco, árido y vacío y Él se encarga de tomar ese desierto interior y convertirlo en un hermoso jardín de flores.
En las manos de Dios nuestras tristezas se transforman en gozo y alegría, fiesta y felicidad. Bajo la gracia divina los desiertos del alma se transforman en jardines de gran colorido. Su amor, compasión y misericordia son más que suficientes para llenar los vacíos del corazón y resucitar las áreas inertes y estériles de nuestro ser.
Entrégale tu desierto a aquel que puede convertirlo en un jardín de gran belleza y de hermosos colores. Él renovará tu entusiasmo, refrescará tu energía y recargará tus fuerzas.
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