“Aderezas mesa delante de mí en medio de mis angustiadores” (Salmo 23: 5)
El Salmo veinte y tres (23) escrito por el Rey David (rey pastor) descansa en tres escenas definidas.
Primera escena: El Pastor y las ovejas en el redil, en los meses de invierno. Segunda escena: El Pastor y las ovejas saliendo del redil, atravesando los valles con la visión puesta en las montañas elevadas, en los meses de verano y al principio de los meses de otoño y la Tercera escena: El Pastor y las ovejas establecidas en una de las mesetas de las altas montañas, propiamente en los meses del otoño.
La escena del mensaje de hoy es la tercera: El Pastor y las ovejas en los meses de otoño, celebrando un Gran Banquete como premio a las ovejas que en las luchas de la jornada llegaron juntas a las cúspides de las montañas. Dos situaciones se hacen presentes: La Gran Mesa Servida y los angustiadores merodeando el ambiente presente. La pregunta inevitable: ¿Qué o quiénes son los husmeadores?

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En la preparación del banquete, el Pastor tiene que adelantarse un poco para crear el ambiente adecuado libre de peligro y enfermedades. Los animales salvajes tales como osos, pumas, lobos, leones, etc. Ellos son comunes en las acantiladas montañas y sus escondederos pastos altos y verdosos, como también las piedras altas donde los animales salvajes observan sus presas.
También están presentes las plantas venenosas reconocidas hábilmente por los pastores por florecitas blancas y pequeñas que tienen que ser removidas antes que las ovejas lleguen al banquete. Por último las enfermedades contagiosas producidas por las moscas que en el camino se introducen en las fosas nasales de algunas ovejas y urge sanar con aceite y vinagre parecido al “Creso” pues las consecuencias vuelven locas a las contagiadas por las larvas que crean en la cavidad nasal.
La revelación de Dios es sorprendente como todos estos elementos que llenos de contrastes nos plantean tan hábilmente la situación humana en relación íntima con Jesucristo nuestro Salvador. Es en el Evangelio de Juan donde nuestro Señor se nos presenta como El Buen Pastor.
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas… Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de mi redil; aquellas también debo traer y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”(Juan 10:11-15-16)
“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unge mi cabeza con aceite; mi copa esta rebosando.”(Salmo 23: 5)
¡Qué revelación tan hermosa nos da Dios con este bello Salmo 23:5! En la meseta del calvario se dio el Gran Banqueta de Dios para todos nosotros y los que vendrán. Ahí estaba el Dios redentor de David, (Shammah) que significa en hebreo el Dios que está ahí. Ahí también esta nuestro (Shammah) la manifestación de Dios en su Hijo Jesucristo con propósitos redentores para su pueblo y los que vendrán.
Es en La epístola del apóstol Pablo a los efesios que develamos estos versos:
“Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en el antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin manchas delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. (Efesios 1:3-5)

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Así como las ovejas de David, a nosotros también Dios nos ha preparado una Gran Cena especial frente a nuestros angustiadores. Hay que estar conscientes de que tanto los angustiadores como las angustias no me quitarán el alimento espiritual que constantemente Dios me está dando por medio de su “palabra viva” que me renueva por la mente de Cristo, que va creciendo en mí y por su Santo Espíritu que me adiestra en su verdad y consuela mi vida declarándola más que victoriosa.
Hemos sido llamados a tener una Fe Poderosa para vivir alineados en una vida espiritual llena de la presencia de Dios en sus manifestaciones para vivir una vida abundante. La declaración de Jesucristo yo la hago mía: ….”yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:10)
Las angustias y los angustiosos son el resultado de una vida desabrida, insípida, producto de la falta de conocimiento espiritual. El Profeta Oseas dice: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.” (Amos 4:6) El Profeta Jeremías dice: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no tienen agua. (Jeremías 2:13)
Dios tiene disponible grandes tesoros de viva abundante en Su Palabra viva. Son para ti y tienes que apropiarte de ellas y recibirás “Cenas Espirituales” para tu vida. Les voy a dejar un último bocado espiritual:
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayan y llevéis frutos y vuestro fruto permanezca para que todo lo que pidieras al Padre en mi nombre, él os lo de” (Juan 15:16).
Disfrutemos del banquete espiritual que Dios nos ha regalado en Cristo Jesús, Señor nuestro. Que así nos ayude Dios.
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