Cuando Luciano Pavarotti era un niño, su abuela lo ponía con frecuencia en su regazo y le decía: «Serás grande ya lo verás». Sin embargo, ¡Los sueños de la abuela era ver a Luciano convertido en un gran banquero!
En vez de ello Pavarotti fue maestro. Enseñó por un tiempo en un colegio primario, cantando algunas veces en ocasiones especiales. Su padre fue el que lo motivó a desarrollar su voz, reprendiéndolo cada vez que cantaba por debajo de su potencial.
Finalmente a los 22 años, Pavarotti dejó de enseñar… Para vender seguros. Continuó buscando algo estable en donde pudiese apoyarse financieramente, en caso de no tener éxito en el mundo de la música. El negocio de los seguros le permitió tomarse tiempo para tomar lecciones de canto y el resto es historia.
La estrella de la ópera dijo una vez en una entrevista: «Estudiar canto fue el momento del cambio en mi vida. Es un error seguir en la vida el camino seguro».
Agregando con un guiño es sus ojos: «Mi Maestro me preparó. Pero ningún maestro me dijo jamás que iba a ser famoso. Solo mi abuela lo hizo».

(Photo by: Unplash)
Se necesita valor para dejar un puesto que se considera seguro y comenzar en una nueva dirección. Pero si no se atreve a arriesgarse, nunca se dará cuenta de su potencial ni sabrá lo que Dios quiso que usted fuese.
Recuerde lo siguiente:
El hombre no puede descubrir nuevos océanos antes de tener la valentía de perder de vista la orilla.
Con tus propios ojos viste mi embrión; todos los días de mi vida ya estaban en tu libro; antes de que me formaras, los anotaste, y no faltó uno solo de ellos. 17 Dios mío, ¡cuán preciosos me son tus pensamientos! ¡Cuán vastos son en su totalidad! Salmos 139:16-17—Reina Valera Contemporánea (RVC)
Deja una respuesta