¿Cuántas veces hemos dejado que nuestros temores nos dominen y no nos permitan hacer la obra de Dios? Puede que hayan sido muchas o pocas, pero en algún momento el temor ha dominado nuestra mente e incluso en este momento puede que nuestros temores sean el muro que no nos permite servir a Jehová como él lo desea.

(Photo by: Adobe Spark)
Algo similar sucedía durante el reinado de los reyes Ciro, Darío y Asuero; y es que se escribieron acusaciones contra el pueblo de Judá y Jerusalén, pero aunque pasó mucho tiempo el templo de Jehová fue reedificado a pesar de todos los tropiezos. Hoy en día nuestro principal enemigo (Satanás) se encarga de atemorizarnos para que no podamos hacer la voluntad de Dios, utilizando diversos obstáculos para lograrlo: calumnias, mentiras, sobornos, burlas, etc.
Imaginemos una pared frente a nosotros, esta pared puede ser tan alta como nosotros lo permitamos o tan fuerte si nuestra fuerza no alcanza a derribarla; pero en esta hora Dios nos dice que para él no hay muros, no hay obstáculos, no hay barreras, él hace lo que quiere y como quiere si nosotros apartamos nuestros temores y nos entregamos de forma completa para hacer su voluntad. Tomemos el ejemplo del pueblo de Israel y es que a pesar de no poder levantar el templo de Jehová, levantaron un altar para ofrecer holocaustos al señor y no perder la comunión con él; asimismo nosotros podemos hacer nuestro altar aunque el enemigo no quiera, podemos hacer la voluntad de Dios aunque el Diablo se oponga.
Para alcanzar la victoria, hay un requisito que Dios solicita de nosotros, lo que él nos pide es que andemos en rectitud “y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres, y poseas la tierra que Jehová juró a tus padres” Deuteronomio 6:18.

(Photo by: AdobeSpark)
Para poder derribar nuestros temores y poder vencer a nuestros enemigos debemos andar en rectitud; si usted y yo hacemos lo agradable a los ojos de Dios estaremos derribando los obstáculos que no nos dejan avanzar; tendremos la confianza de que Dios está con nosotros y eso no dará cabida a que el temor domine nuestros pensamientos; todo lo contrario la pared que tenemos frente a nosotros será derribada y todos los miedos caerán a nuestros pies. Lo que un día nos infundía miedo, será escombro, polvo, tierra; no habrá nada que nos detenga, y es ahí donde Dios nos mostrará su gloria y lo que podemos alcanzar de su mano, así como el pueblo de Israel pudo levantar el templo de el Señor.
Cuando aprendemos a derribar nuestros temores, Jehová hará de nosotros el templo que él desea y su voluntad conforme a nuestra disposición; Y lo más hermoso es que Dios nos promete que estará con nosotros cuando hayamos alcanzado la victoria, así como lo prometió al Rey Salomón; “Yo he santificado esta casa que tu has edificado y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días 1° de Reyes 9:3.
Derribemos nuestros temores y edifiquemos todo lo que él desea para que su gracia, amor y misericordia nos acompañe hasta el fin de nuestra carrera.
Por: Noé Isaac González,
El autor es líder en Iglesia Profética Pentecostés la Casa del Alfarero de San Salvador, El Salvador
Deja una respuesta