El pueblo de Israel «hizo lo malo ante los ojos de Jehová». Israel no tardó mucho tiempo en darle la espalda a Dios, desde la época en que Débora lo juzgó. La consecuencia a esta nueva infidelidad fue, que Dios entregó al pueblo en manos de los madianitas quienes los hacían pasar por todas las fases de sus penurias materiales. Sabemos que esto es perfectamente aplicable al pueblo de Dios actual, por su condición espiritual. El clamor a Dios por liberación que hicieron los israelitas, es el mismo que hacen muchos hijos del Señor, pidiendo ser liberados de su pobre situación espiritual, pidiendo avivamientos (Jueces 6.11-16).
La respuesta divina no tarda en llegar, igual que en aquel tiempo, en que Dios envió a uno de los profetas y éste habló todo lo que Dios había hecho por ellos. El dijo: «yo soy vuestro Dios», agregando «pero no habéis obedecido a mi voz». Con estas palabras, Dios dejó todo el peso de la responsabilidad a ellos, sin revelarles el camino para ser salvos de sus enemigos. De la misma manera, hoy, Dios habla por medio de sus siervos mostrando sus cuidados y bondades, mostrándoles sus errores y malos caminos.
Podemos ver que Dios obra en tales situaciones:
- – Obra activamente.
Mientras Israel sigue gimiendo bajo su esclavitud, Dios va preparando en secreto la liberación que su gracia quiere otorgar a su pueblo. Dios presentándose personalmente, le dice a Gedeón: «esforzado y valiente». Muchos cristianos, se excusan ante Dios diciéndole que son demasiado grandes para ser utilizados por él.
Están llenos de planes personales, y maneras propias de realizar las cosas. Sin embargo, Dios tiene que humillarlos, quebrantarlos y vaciarlos de sí mismos para poder llenarlos con el Espíritu Santo.
El mundo habla de la supervivencia de los más débiles, pero Dios da fuerzas a quien no las tiene. El perfecciona su poder en la flaqueza humana. Por eso Dios no pide lo que el hombre puede ofrecerle, sino que toma para su servicio instrumentos con conciencia de su completa debilidad.
- – Busca fidelidad.
Las palabras «varón esforzado y valiente», nos muestra que Dios había visto en Gedeón a un muchacho fiel a pesar de sufrir los resultados de la infidelidad de su pueblo. Dios llama a personas fieles. Hallamos en la Biblia, a Moisés que tras 80 años de preparación (parte en Egipto y parte en el desierto cuidando las ovejas de su suegro), Dios lo llamó a un trabajo específico.
Vemos cómo Josué pasó 40 años como esclavo en Egipto sufriendo la intolerancia y crueldad de los comisarios egipcios, y otros 40 años más, soportando con paciencia las andanzas por el desierto; luego Dios lo llamó para ser dirigente del pueblo escogido. Dios preparó desde jovencito a David para que llegara a ser rey. El Señor Jesucristo pasó 30años de su vida en oscuridad, para tener sólo 3 años de ministerio.
¿Quién podrá comprender los misterios de los planes de Dios? Y ¿quién podrá decir hoy, para qué lo está preparando el Señor?
Muchas veces nos quejamos por la senda angosta de los quehaceres diarios, pues creemos que somos dignos de algo más grande. Pero Dios quiere que seamos personas para utilizarnos, y para ello debemos ser fieles.
- – El nos llama.
La fuente de fortaleza para poder dirigir, es el llamado. Jue 6.14-16. Gedeón sabía que cada centímetro que se le debía ganar a los madianitas, solo era posible por el poder de Dios. Repetidas veces él pidió a Dios una señal para confirmar su llamamiento (6.17; 6.36-39). Cuando pidió la primer señal, de inmediato edificó un altar para adorar a Jehová, y en ese altar es donde Dios le pidió que comenzara su labor de derribar el altar a Baal y derribar la imagen de Asera, para edificar un altar de testimonio. Para Gedeón no fue una tarea fácil de realizar. Pero Dios no lo revistió con el Espíritu Santo hasta que Gedeón hizo lo que Dios le pidió.
Un hombre llamado por Dios es invencible. Mira al propósito revelado de Dios y se entrega completamente para ser el conducto por el cual la voluntad divina pueda obrar. Dios necesita hombres activos, hombres fieles, con un llamado y con un testimonio de haber sido quebrantados por el Espíritu del Señor.
El autor de este artículo, Alberto T, Sotola fue profesor del Seminario Bíblico de Fe, fundó la congregación perteneciente a la Iglesia de los Hermanos de la República Argentina en Santa Rosa Calamuchita, Córdoba, Argentina.
abla señor que tu siervo esqucha