Nuestra boca…
Nuestras palabras, a veces son cual lazos que nos atan.
Frases que lanzamos al vacío, impunemente, sin medir los resultados.
Tu palabra…mi palabra, tiene un alcance «espiritual»inestimable.

(Photo bt: Adobe Spark)
(Photo by: Adobe Spark)Cuando Dios creo el universo…solo hablo y su Palabra obro en obediencia!
Somos hijos de un Dios Omnipotente!!
El mismo Espíritu, que levantó a Jesucristo de entre los muertos…
Vive hoy, en el espíritu de sus hijos.
El mismo Poder, la misma fuerza, opera desde adentro, hacia fuera.
Hay una legión de seres espirituales, que escuchan atentamente nuestras palabras.
El Espíritu del Señor siempre esta presto, esperando por realizar, en nuestras vidas, Todo aquello, que para bien profetizamos. Pero también hay otra esfera, en donde el maligno opera.
Y a él le abrimos puertas, cuando hablamos mal, por rabia o por temor.
Hay una escritura que esto confirma!

(Photo by: AdobeSpark)
Dice así:»Diga el pobre, rico soy…diga el débil, fuerte soy.»
No es a mentir que nos enseña, El aquí, nos esta dando una «llave».
Nos esta diciendo, la fuerza que tiene la palabra, dicha con la fe puesta en El!
¡A veces somos tan negativos!
«Nunca llegaré a nada»…»nadie me valora»…»esta enfermedad me mata»
Estamos hablando muerte, derrota constantemente.
Y no solo sobre nosotros…también sobre los amigos, la familia..
Debemos cambiar nuestra forma de hablar…
Edificar, no destruir, dar alabanza, «ver»lo mejor, que cada ser posee y ¡decírselo! ¡Debemos mirar con los ojos de Dios!
El pesimismo, la desconfianza, el chisme «organizado, deben ser anulados.
El maligno se goza cuando hablamos derrota, cuando la «quejabanza», es nuestro idioma.
Tenemos las promesas de un Dios FIEL!!
Las herramientas dadas, las heridas curadas, el dador de la vida, es nuestro escudo!!
¿Qué estamos esperando?
(autor desconocido)
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