Jesús está frente a la tumba de Lázaro. Da la orden de quitar la piedra, pero Marta se opone. En la tradición judía, había esperanza de volver una persona a la vida hasta el tercer día. Después, el espíritu abandonaba al cuerpo y no había más que hacer. Además, el mal olor sería chocante para todos los presentes.

(Photo by: Pixabay)
Cuántas veces al igual que Marta, sentimos que ya no vale la pena intentar. ¿Para qué, si ya se probó todo? ¿Para qué sacar a luz una situación dolorosa o incómoda, para nada? Frente a la corrupción en el país, frente a problemas arraigados en nuestra cultura, frente a situaciones personales complicadas y enfermas preferimos dejar la piedra puesta. Como dice el refrán: «Burro viejo no cambia el paso». «Se la buscó, que se aguante». «Es la cruz que me tocó». ¡Cuántos refranes que niegan la gracia y el poder de Dios!
Sin embargo, Jesús insistió; invitó a Marta, y nos invita a nosotros, a dar un paso más allá de la lógica humana, y creer en la «lógica» divina, la que da vida a los muertos y produce cambios «imposibles». No hay circunstancia que supere el poder de Dios. No hay nada ni nadie que pueda detener sus propósitos eternos. No hay persona, por profundo que haya caído, que esté fuera del alcance de su gracia.
«Si crees, verás la gloria de Dios». Quitaron la piedra, Jesús dio gracias e invocó al Padre, llamó a Lázaro con voz fuerte, y luego indicó que le quitaran las vendas.
En situaciones en que sentimos que ya no hay esperanza, el Señor nos enseña cómo creer:
1. Miremos de frente la realidad, aunque resulte desagradable y dolorosa.
2. Reconozcamos a Dios Padre, confiemos en él y seamos agradecidos.
3. Actuemos con firmeza, con la certeza de que Dios obrará (Jesús habló a Lázaro como hablaría a un vivo.)
4. Sigamos el proceso, desatando una a una las vendas que impiden la vida plena y verdadera.
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Por: Adriana Powell radica en Salta, Argentina. Ha trabajado como pastora de la Iglesia Metodista y editora de Editorial Certeza Argentina.
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