QUITO, Dic 1 (alc). Catorce mujeres periodistas y comunicadoras de nueve países participaron aquí los días 27 al 29 de noviembre en el seminario «Mujeres, género y medios de comunicación», organizado por la Pastoral de Mujeres y Género y el Departamento de Comunicaciones del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI).
El programa del seminario incluyó tres estudios bíblicos sobre textos transformacionales, liderados por la pastora Judith Van Osdol, coordinadora de la Pastoral de Mujeres y Género.
A partir de un elocuente y bien fundamentado análisis de los encuentros de Jesús con algunas mujeres —la sirofenicia, María Magdalena, la mujer que le ungió y la samaritana–, la pastora Van Osdol destacó que, en los evangelios, «todas las maestras de Jesús fueron mujeres»; mujeres que le desafían a superar sus prejuicios étnicos y religiosos.
Una conferencia sobre las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y las estrategias de las mujeres, a cargo de Sally Burch, secretaria ejecutiva de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), posibilitó un acercamiento crítico a la Internet y discernir formas en que las mujeres pueden usar esa herramienta para avanzar la problemática de género.
Soraya Luján (Bolivia), Amparo Beltrán (Colombia) y Susana Barrera (El Salvador) disertaron sobre sus respectivas experiencias nacionales en torno al tema
Dafne Sabanes, de Argentina, condujo un taller titulado «la noticia con ojos de mujer» que posibilitó el análisis crítico de publicaciones seculares y cristianas para determinar cómo las imágenes y el lenguaje continúan perpetuando la desigualdad de género, en detrimento de la mujer.
Por una feliz coincidencia, las participantes asistieron a la presentación de la obra «María Magdalena, la mujer borrada», obra de la autora ecuatoriana Viviana Cordero interpretada por la actriz Juana Estrella, que reivindica el papel de esa mujer como «la gran discípula del Señor» y analiza el ocultamiento deliberado de su figura desde los albores de la iglesia cristiana.
Al concluir la obra se estableció un animada conversación en la que las participantes en el taller compartieron con la autora Cordero y la actriz Estrella lo que habían estudiado y aprendido acerca de María Magdalena en los estudios de la pastora Van Osdol.
En la sesión de evaluación, los testimonios evidenciaron los primeros y significativos frutos de este seminario.
«El trabajo de género es un proceso personal que entra en nuestras vidas a revolucionarnos. Siempre tenemos el desafío de desmontar un lenguaje incorporado en nuestra historia personal», dijo la peruana Ibis Liulla.
Amparo Beltrán calificó el seminario como un «kairós», un momento para avanzar hacia una mayor conciencia de género, mientras Tzeitel Allen, de Panamá, afirmaba que la comunicación no es un trabajo, sino un ministerio, y que desde los medios se puede llegar a la mujer y al hombre para generar una transformación.
La ecuatoriana Verónica Flachier dijo que «no hay verdadera comunicación si una no desnuda el alma» y que el seminario les llamó a «insertarse en la agenda nacional para invitar a las iglesia protestante a levantar la voz».
Para la chilena Sara Ossa, «cada una de nosotras es el medio principal para influir a partir de nuestra comunidad y de nuestra fe».
Por su parte, Soraya Luján afirmó que el seminario había sido «un encuentro con la comunicación liberadora, liberadora de pasiones y experiencias», y que para ella había sido particularmente importante descubrir la trilogía «ecumenismo-sociedad-mujer» como matriz para sus futuros reportajes y noticias.
«Tenemos un ministerio que es entregar la voz de los sin voz», señaló la peruana Rosario Mayorga y, reuniendo en sus palabras el sentir de todas las participantes, agregó: «Nunca como ahora la Biblia fue tan atractiva para mí».
por Manuel Quinterno
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