
Carta reflexiva
Cuando río, creo que nadie alcanza a ensanchar su alma a la par de la mía.
Entonces me acuerdo de ese versículo en la Biblia que dice: «Nadie más que tú conoce realmente tus tristezas y tus alegrías» (Lenguaje Sencillo).

(Photo by: Unplash)
Así que, amigo mío, si bien no puedo profundizar en tu dolor ni alcanzar las alturas de tu dicha, permíteme rozar tu alma en algún punto medio; un punto de encuentro en esta «Montaña Rusa».
No me apartes, no me alejes. Hazme un huequito en tu mundo para compartir, pues de eso se trata la amistad, el amor y las relaciones humanas.
Y no olvides todos los otros incontables textos bíblicos que nos dicen que Dios conoce, Dios ve, Dios lee nuestros corazones. En los altos y bajos de la vida, no estamos solos. Dios va delante. Dios va a nuestro lado. Dios va detrás. A veces silencioso, a veces invisible, a veces con lágrimas en los ojos, a veces riendo con nosotros, pero siempre presente.
Con todo mi amor,
Keila
Deja una respuesta