La sabiduría es un bien que siempre cautivó a los hombres, filósofos pre-socráticos, socráticos, platónicos y aristotélicos jamás pudieron encontrar esa sapiencia que le brinde la clave del andar diario. Leyendo un libro de Charles Stanley, el planteo fue simple pero contundente «¿está usted caminando con sabiduría?»… para más tarde asegurar que «sólo hay dos formas de pasar por la vida: con sabiduría o sin ella». Salomón dedicó su vida a obtener conocimiento sabio y fue, quizás, el filósofo más destacado de la Biblia.
Cuenta la vieja alegoría de las cavernas que un hombre esposado y de espalda a la luz en un caverna fue libertado. Él solo conocía el mundo según la proyección de objetos que hacían sobra en contraposición a la luz. Al principio la luminiscencia causó un dolor físico. Aunque ahora veía estaba imposibilitado de ver y entender el mundo que lo rodeaba. Para este prisionero toda la realidad se resumía a esas sombras deformes y ahora tenía todo un nuevo mundo por descubrir. En ese punto nos encontramos muchas veces. Frente a la luz nueva y potente de una tumba vacía. Nos desesperamos porque no sabemos andar con sabiduría. Nos enfrentamos a los otros con miedos, con ilusiones, con esperanzas y a veces son mal encaminadas, son faltas de sabiduría.
Las naciones caminan buscando sabiduría, el hombre como género humano busca acercarse a Dios para obtener sabiduría. Somos seres que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto corremos en busca a esa identificación en el conocimiento pleno como lo tiene Dios.
Hasta aquí la reflexión es muy filosófica, y poco práctica ¿cómo podemos alcanzar sabiduría? Los orientales nos aconsejarían que escuchemos a los ancianos. Los occidentales que busquemos en la ciencia y la demostración corroborada de la experiencia en un laboratorio. La Biblia nos dice que «el que esté falto de sabiduría, pídala a Dios». Usted, estimado lector, puede preguntarse en su justa razón si pedir la sabiduría a Dios es el camino correcto. ¡Puedo asegurárselo!
Hágase con la perspectiva de Dios.
Haga lo que le dice la Palabra de Dios.
Siga los impulsos del Espíritu Santo.
Y usted sabrá cómo continuar sabiamente.
Decida en su corazón elegir el camino de Dios por encima del suyo propio.
Decida en su corazón elegir el confiar en Dios día a día.
Persevere en lo que Dios le indica que haga.
Y usted caminará con sabiduría… todo el camino hasta la puerta de la eternidad.[1]
El caminar derecho, es el caminar en la sabiduría y para adquirirla sólo es necesario pedírsela a Dios. ¡No lo dude! Las respuestas de Dios no son café instantáneo, pero son las más efectivas.
[1] «Caminemos Sabiamente; guía para el viaje de la vida» Charles Stanley. Editorial Betania © 2002
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