Cuando uno está consciente de que somos templo del Dios vivo. De que la “palabra viva” va creciendo por medio del Espíritu en nuestra mente, entonces se devela y se van aclarando muchas cosas que antes no entendíamos.
Un llanto de esperanza en el desierto
A veces sentimos la amargura en la soledad e indiferencia de nuestros desiertos, cuando aun palpamos la ceguedad de nuestros desalientos. Pero hay un Dios con un sol brillante, que envía una sombra para cubrirnos de los momentos desérticos.
¿Se ha secado tu espíritu?
¿Sientes que se ha secado tu espíritu? ¡Busca un canal de bendición! Examina las profundidades de tu corazón y abre tus oídos a lo que Dios tiene que decirte, quizás en un silbido apacible, o quizá en el ruido de la más terrible tormenta de tu vida.
¿Estás echando tus redes en alta mar?
La experiencia superficial a nada nos lleva. Hay que buscar la experiencia profunda. «alta mar» no solo significa ser receptores de las bendiciones de nuestro Dios, sino transmisores de ellas.
La luz de la amistad
La amistad es algo que se gestiona, que demanda que tomemos la iniciativa. Hay que sacarla del amor con que Dios nos ha amado. Dejar atrás el «amigo secreto», y hacerla presente en el «amigo encontrado».
¡Señor, enciende mi luz nuevamente!
Señor ¿Cuando se apagó mi vida?
¿Cuándo dejó de brillar tu luz en mí?
No soy más que un ropaje que dice llevar tu nombre
Pero su interior esta vacío, hueco y obscuro…
¡Por favor, no cierres tu ventana!
Si quieres vivir una vida de calidad. De excelencia, paz, y libertad y con esperanza solo te diría: Mantened siempre abierta la “ventana de la fe” y descubrirás la grandeza de Dios.